superación personal

Este gallego no puede agarrar una botella o aguantar el teléfono, pero se sacó Informática

Javier sacó curso por año la carrera de ingeniería informática en la universidad de Santiago a pesar de las dificultades derivadas de su tetraplejia

Paula Pájaro Rives

Santiago - Publicado el

3 min lectura

      
      
             
      

Logró sacar una ingeniería siendo gran dependiente. Si ya a cualquier persona le cuesta afrontar el reto de estudiar una carrera, más si afrontas el curso con dificultades.

Javier no puede mover brazos o piernas, pero eso no lo detuvo. Su historia es la del esfuerzo y superación personal. Javier Yépez es un gran dependiente, es decir, tiene reconocida su dependencia por la administración y necesita el soporte de otra persona para realizar tareas cotidianas.

Esta calificación se da cuando la persona precisa ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria varias veces al día y, por su pérdida total de autonomía física, mental, intelectual o sensorial precisa del cuidado indispensable y continuo de otra persona o tiene necesidad de apoyo generalizado para su autonomía funcional. El grado de dependencia de una persona puede revisarse en función de la mejoría o empeoramiento de su situación de dependencia.

Javier es tetrapléjico. No tiene control sobre sus extremidades. Eso no significa que no pueda usarlas, porque se ha adaptado a lo largo de los años.

Por su condición, no puede agarrar una botella, por ejemplo, o coger el teléfono para acercárselo a la oreja, así que atiende la llamada de COPE con el manos libres: "Puedo mover un poco los brazos por los hombros, y el bíceps, pero en las muñecas o manos, no tengo movilidad alguna. No significa que no pueda utilizarlas, porque al final, uno aprende a gestionar este tipo de cosas".

En su día a día cuenta con la ayuda de su familia y una profesional que lo asiste.

      
             
      

CÓMO ES ESTUDIAR UNA INGENIERÍA CON UNA TETRAPLEJIA: "PARA HACER UN EXAMEN TENÍA QUE DICTARLE LAS RESPUESTAS A OTRA PERSONA"

A Javier, estas circunstancias no le impidieron estudiar, esforzarse y sacar adelante una carrera tan compleja como ingeniería informática. Es decir, estadística, cálculo, fundamentos de la programación, física, teoría de la computación… asignaturas muy especializadas que logró sacar con esfuerzo. Estudió en la Universidad de Santiago de Compostela (USC).

Obviamente, estudiar fue difícil porque se tuvo que mudar, tenía que hacer sus ejercicios y tomar apuntes y hacer exámenes. ¿Cómo pudo? "Con mi discapacidad… hacer exámenes de matemáticas, lo recuerdo como muy tedioso. Tenía que dictarle a alguien más qué es lo que quería escribir en el papel. Eso lo recuerdo como… ufff… se hace largo el examen"

En cualquier caso, y a pesar de las circunstancias, Javier lo logró. Contó con el apoyo de la Universidad de Santiago, en todo momento sintió que le daban facilidades para adaptar los estudios a su situación y, además, se sintió apoyado por sus compañeros: "Sí, desde el primer momento. Compañeros y universidad, todo el mundo me brindó su ayuda para estudiar y avanzar".

      
             
      

Javier es ingeniero informático y no tiene movilidad en brazos o piernas

UNO MÁS EN EL TRABAJO

Ahora está trabajando: En 2020 logró el título y en la actualidad ha logrado la inserción laboral y se siente uno más en la empresa. Nos dice que no es rápido tecleando, pero hay otras destrezas más importantes: "Una vez estoy dentro del ordenador, como quien dice, yo no siento ninguna diferencia con alguien normal. 

Es cierto que escribo más lento, solo puedo pulsar una tecla a la vez, pero al final, informática no depende de lo rápido que escribes, sino que muchas veces es más pensar y tener paciencia para solventar un problema".

No siente diferencias con otros trabajadores "y en mi empresa así me lo hacen ver".

      

ADAPTACIÓN DE LOS ESTUDIOS

Hace algo más de dos décadas que la universidad de compostelana cuenta con un departamento de Participación e Inclusión, que se encarga de atender las peticiones de apoyo dentro de la comunidad educativa. Hay once plazas en las residencias de Santiago y Lugo, de los campus que forman parte de la USC, adaptadas para personas con dificultades de movilidad, pero por el momento nunca se han llenado todas ni ha habido lista de espera. 

A día de hoy están ocupadas tres por personas con dificultades de movilidad y otras tres, por invidentes.

Pero la mayoría de esas solicitudes de apoyo no son relativas a movilidad: hay personas con neurodivergencias, problemas de aprendizaje como dislexia, temas relacionados con salud mental o mezclas de distintos diagnósticos, TEA, TDA… y se intentan adaptar los currículos a sus ritmos de estudio para hacer la formación accesible a todos.

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