ENTREVISTA

¿Para qué se usaban las cetáreas romanas que están en Vilagarcía? Un experto te lo explica

El experto en la antigua Roma, Paco Álvarez, nos ilustra para qué servían y cómo las usaban

José Jardón

Pontevedra - Publicado el - Actualizado

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Las obras de construcción de un supermercado Mercadona en la avenida de Valle Inclán de Vilagarcía de Arousa han sacado a la luz las ruinas de una cetárea de época romana y de la puerta que daría acceso al castro de Alobre desde el mar.

Este hallazgo ha abierto en la villa un debate sobre su protección íntegra y sobre la necesidad de paralizar las obras de esta superficie comercial para impedir que una zona de interpretación arqueológica se vea condicionada y se sitúe a pocos metros de este futuro supermercado lo que podría restar parte de su valor histórico, patrimonial y turístico.

Pero, qué eran las cetáreas en la época de dominio romano de Galicia. Para qué se usaban. La explicación nos la da en esta entrevista Paco Álvarez, un "romanólogo" que conoce como ninguno este tipo de construcciones que formaban parte de la economía de los pueblos romanos y han llegado hasta nuestros días con versiones mucho más modernas pero que mantienen esta filosofía.

Una cetárea romana era una construcción que se utilizaba para almacenar y conservar el pescado vivo en agua de mar. Estas instalaciones se situaban cerca de las costas o de los ríos, y servían para abastecer de pescado fresco a las poblaciones cercanas o a los comerciantes que lo transportaban a otros lugares. Las cetáreas romanas también podían tener fines productivos, como la elaboración de salazones o salsas de pescado.

Las cetáreas romanas se componían de uno o varios estanques o piscinas, comunicados entre sí y con el mar o el río mediante canales o tuberías. Los estanques podían tener diferentes formas y tamaños, según el tipo y la cantidad de pescado que albergaban. Algunos ejemplos de especies que se guardaban en las cetáreas romanas son el atún, la lubina, el lenguado, el mero, el pulpo o la langosta.

Las cetáreas romanas formaban parte del paisaje y la economía de muchas zonas costeras del Imperio Romano, especialmente en la Península Ibérica, el norte de África y el sur de Francia.