Rafa Benítez, el técnico que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina

Como la protagonista de la famosa saga Millenium de Stieg Larsson. Así se está comportando Rafa Benítez en las últimas semanas. Incapaz de hacer la más mínima autocrítica e incendiando, cada vez más, a un ya de por sí tocado vestuario. Lo volvió a hacer anoche, tras sufrir una dura goleada en el Bernabéu ante el Real Madrid por cuatro goles a cero. En la sala de prensa, cargó contra sus jugadores al afirmar que "vas 1 - 0 en el Bernabéu, no puedes, o no deberías perder 4 - 0 en el minuto noventa con tres goles evitables, eso es lo que tenemos que corregir".

No es la primera vez que el entrenador lanza este tipo de mensajes. Mensajes que calan en el vestuario y que encienden a los jugadores contra el técnico. El sentimiento es de desunión de puertas para dentro, y cada vez son menos los futbolistas que pueden ocultar su malestar hacia la figura del principal dirigente deportivo

Además, Benítez huye de la autocrítica. Él mismo aseguró hace algunas semanas que la autocrítica era "una de las grandes mentiras del fútbol moderno". Prefiere mantener el mensaje de que con su trayectoria y su currículum acumula suficiente conocimiento para ser capaz de sacar adelante otra difícil temporada. Porque, un año más, el Celta pelea por no descender. Cambian los entrenadores. Cambian algunos jugadores. Ha cambiado hasta el presidente. Pero el objetivo vuelve a ser el mismo. Y eso desgasta también a los fieles de Balaidos.

SIN PROTAGONISTAS EN LA ZONA MIXTA

Mientras Benítez se despachaba a gusto en la sala de prensa del estadio madridista, los jugadores corrían al autobús del equipo. Como ya ha sucedido en otras ocasiones, cuando se sufre una derrota abultada muchos prefieren esconderse tras el teléfono móvil que dar la cara antes los medios de comunicación. Ningún jugador celeste pasó anoche por la zona mixta del Santiago Bernabéu. Y el club solo sirvió unas declaraciones de Tadeo Allende, el último en llegar en invierno y que ni si quiera fue titular ante el Real Madrid. Todo vuelve a oler a descenso en Casa Celta.