Rafa Nadal y Rudy Fernández, ¿saldrá alguien parecido de Mallorca?

En dos semanas hemos vivido el adiós de dos auténticos referentes de Mallorca que han hecho historia 

Jordi Jiménez

Mallorca - Publicado el - Actualizado

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En dos días se nos van Iniesta y Rafa Nadal. En dos semanas se han despedido Rudy Fernández y Rafa Nadal. Por suerte, el anuncio de retirada de Nadal es previo a su último baile, la Copa Davis en Málaga en Noviembre, más el aperitivo de la exhibición en Arabia Saudí de la próxima semana.

Si en el caso de Rudy Fernández era el epílogo a un jugador ya retirado, un acto de homenaje, ante toda su familia, sus compañeros, en un acto elegante y en el que pudo seguir en todo momento pese a la emoción desbordante, en el caso de Nadal es un anticipo de lo que está por llegar. 

Nadal decidió grabar un vídeo en el que aquellos momentos que se le atragantaran se pudieran repetir si era necesario. Un vídeo lanzado a todo el mundo a las 11:20h de la mañana del 10 de Octubre de 2024. La emoción saltaba de la voz y el rostro de Rafel sobre todo cuando nombraba a su familia, en especial a su esposa e hijo. Tan pudoroso como es Rafel y toda su familia, es posible que prefirió hacerlo así, enfrentándose a su propio yo antes que enfrentándose a un público, un equipo, la presencia de su familia. No es fácil.

Como no le ha resultado fácil al mejor tenista español de todos los tiempos, uno de los mejores de la historia y al mallorquín más internacional del siglo XXI, decidir cuándo había que decir "se acabó". 

Ese mismo tránsito interior que ha pasado en las últimas semanas Iniesta, quien a los 40 años se retira porque no le queda más remedio, porque él seguiría jugando. Ese mismo salto traumático que pasó Rudy Fernández meses atrás al anunciar que esto se acababa y que quería decir adiós en unos sextos JJOO, como así fue, cumpliendo su promesa a su padre ya ausente. 

Y la pregunta ahora es, ¿cómo será el tenis sin Nadal y cómo será el baloncesto español sin Rudy?  No estamos hablando de dos grandes deportistas tan solo, estamos hablando de otra cosa. Estamos hablando de lo que los jóvenes formadores o los técnicos de deportistas profesionales emplearán sistemáticamente como referencia para sus pupilos. Estamos hablando de los innumerables deportistas, profesionales o no, exitosos o no, que en algunos momentos de su entrenamiento, esfuerzo o de su carrera, piensen en qué habrían hecho Nadal o Rudy. 

El ejemplo global es el de Nadal, porque ha competido en todos los continentes como uno de los mejores de la historia, ha ganado todos los grandes, ha ganado la Davis y es un deporte individual. Eres tú ante el mundo, contra ti mismo, nadie puede golpear por ti, nadie puede cogerte la raqueta, e incluso muchas veces nadie puede decirte nada. Eres tú con tus demonios, con tus ánimos, su alegría y tu rabia. Nadie más. Allí en medio de una pista ante miles de personas, en un deporte absolutamente mental en el que lo difícil es no dejar salir la frustración sino pensar en la bola siguiente. Cuántos jugadores hoy rompen la raqueta, le dicen de todo al juez de silla o hacen cosas extravagantes. 

A Nadal, dentro de la tensión brutal de un partido intenso sólo se le conocen algunas broncas con algún árbitro, peccata minuta para quien ha jugado miles de partidos. "Está diciendo una barbaridad Carlos", cómo olvidar aquella discusión con el árbitro, fue épica. Pero nadie ha visto jamás a Nadal romper una raqueta, tirar algo con malos modos a la silla, romper cualquier cosa. Eso es desconocido. Pero todo el mundo le ha visto sufrir, levantar partidos imposibles, no dar una bola por perdida. Todo el mundo le ha visto cambiar el ritmo y entrar en éxtasis a un ritmo endemoniado difícil de seguir para cualquier rival. Todo el mundo le ha visto competir hasta el final aun cuando un partido parecía perdido. Todo el mundo le ha escuchado no darse más importancia por ser una estrella. Todo el mundo le ha visto que su diálogo interior en la pista era positivo.

¿Cundirá el ejemplo?

Tantas lecciones ha dejado para el magisterio del deporte y de la vida que nos preguntamos cuántas veces le pondrán como ejemplo no ya en academias de tenis, u otros entrenadores profesionales o de deporte base con sus pupilos, sino que nos preguntamos en cuántas escuelas del mundo se le nombrará o cuántos padres un día de desesperación acudirán al ejemplo de Nadal para corregir a sus hijos. 

Rudy Fernández es otro ejemplo, lo ha ganado todo en un deporte de equipo y formando parte de la mejor época del baloncesto español (sólo faltó el Oro olímpico, que se quedó tan cerca...). Pero una cosa es ser bueno, que Rudy lo fue desde su aparición en el Joventut allá por 2004, y otra hacer de tu profesión algo sagrado. Rudy Fernández fue un joven talentoso, anotador, tirador, con gran capacidad atlética para penetrar etc. Pero con el tiempo se convirtió en un jugador menos anotador, menos decisivo en ataque pero mucho más como ganador de partidos. Con todo eso que se ve menos, la defensa, y sabiendo mucho más sobre el juego. Rudy sabía jugar a baloncesto, una cosa es jugar la pelota, ser muy hábil y otra jugar a un deporte. Pero además, lo que le hizo en todos estos años a Rodolfo Fernández Farrés alguien especial es su capacidad competitiva. 

Como en el caso de Nadal, ha transmitido valores. Ambos con su carácter, su genio, Rudy ha sido de sangre caliente, ha sido un difícil rival, pero ha sido siempre alguien honesto con el juego y con el rival. Al final siempre la mano tendida, competitivo pero deportivo. Podría haberse rendido mucho antes por las dolencias que tuvo, como en el caso de Nadal, pero no lo hizo. Jugar era su pasión. Y eso es algo que no entiende de jubilaciones anticipadas.

Rudy Fernández jugó hasta que pudo y deja un magisterio para las generaciones venideras. Una forma de entender su profesión o simplemente de jugar.  Cabe preguntarse, ¿tomarán nota los jugadores jóvenes de hoy? ¿habrán aprendido algo? No nos engañemos, cuesta más encontrar esa pasión entre las nuevas generaciones. El mundo ha cambiado decía Héctor Cúper el otro día en Argentina, indicaba que antes se dirigía y se entrenaba, ahora se tiene que convencer al jugador. Los jóvenes han cambiado, es responsabilidad también de la sociedad actual y los padres de los últimos años, el no inculcar ese espíritu de sacrificio, de conseguir las cosas. Han crecido en un mundo en el que en teoría todo es fácil, nunca lo es, y en el que por el hecho de nacer les han hecho creer que tienen derecho a todo, pero no está tan claro lo de las obligaciones. 

También las muchas más distracciones que antes, también han visto cómo gente sin oficio ni beneficio, han "triunfado" de manera fácil en el mundo digital. Todos los entrenadores coinciden en que cuesta más encontrar esa pasión entre los jóvenes, sin querer generalizar porque cada caso es individual, es una tendencia. Pero apuntemos al talento que hay, pensemos en los buenos formadores que hay, y si hablamos de Mallorca, de las grandes condiciones de la isla para el deporte. Lo demás vendrá por añadidura. Nunca encontraremos seguramente alguien como Nadal y Rudy porque han sido ejemplos extremos de excelencia salidos de Mallorca, pero tampoco se pensaba que hubiera nadie tras Nadal y tenemos en España a Alcaraz. Confiemos en el futuro pero no cruzándonos de brazos, sino trabajando ese esfuerzo y moldeando ese talento que sin duda hay.