conmoción

La tragedia de Valencia pone de manifiesto de forma dramática la infinita distancia entre la política y la calle

El deporte balear se ha sumado a la ciudadanía en la ayuda para los damnificados de la catástrofe

@ChakNorris93

La frase que se ha popularizado en la tragedia

Jordi Jiménez

Mallorca - Publicado el - Actualizado

5 min lectura

      
      
             
      

Algo intuíamos sobre la distancia a la que está la clase política y la administración de los ciudadanos. Pero ha tenido que ocurrir una situación extrema, de emergencia, una catástrofe descomunal, para que colapse todo, para que se ponga de manifiesto la incapacidad y el poco nivel de la clase dirigente.

 Se sabía lo lejos que están los vividores de la política y que deben tomar decisiones, de la realidad de la calle, lo que no se sabía es que no iban a ser capaces ni de poner en marcha en una emergencia nacional a unos profesionales que saben hacer su trabajo, sean civiles o militares, para socorrer a miles y miles de ciudadanos abandonados a su suerte. El Estado autonómico puede ser una chifla, pero ni siquiera esa puede ser la coartada, porque al final quien tiene el gobierno debe ejercerlo.

Resulta contradictorio escuchar los diferentes mensajes de estos días. Los de la gente y los institucionales. Se ve enfangada a una chica en un pueblo valenciano diciendo que gracias a la gente que ha llegado en su ayuda tienen agua y comida, pero al mismo tiempo se emiten mensajes institucionales pidiendo que no acuda la gente. O que vayan en buses organizados por la administración.

Y fueron miles de personas hasta los buses y algunos se quedaron sin poder ayudar por la falta de coordinación, otros sí pudieron hacerlo. Pero es imposible detener la marea humana en un país como España. El "orgullo de país" que ha nombrado la gente del deporte durante el fin de semana y hemos escuchado en Tiempo de Juego, por ejemplo el ex delantero Oli, o a los periodistas Pedro Martín y Marcos López y tantos otros, siempre ha sido referida a las personas, a la respuesta de la gente. Los voluntarios, los que han sido capaces de organizarse en horas para llevar material y auxiliar a los afectados desde diferentes puntos de España, de las riadas buenas de gente buena desde Valencia, todos han sido capaces de llegar pese al bloqueo y el caos, la gente del campo una vez más con sus tractores de los primeros. 

Los que no estaban eran los uniformados más que los propios de cada pueblo.

Personas que lo han perdido todo, algunos conviviendo con cadáveres, sin luz y sin agua, mientras pasan las horas, los días, y encima tienen que soportar que lleguen delincuentes y les roben. Patrullas ciudadanas de noche por sus pueblos para ahuyentar a las ratas. Todo es indescriptible. 

      
             
      

"El pueblo ayuda al pueblo" .-

Se ha leído y escuchado esta frase entre escombros, coches apilados y barro, mucho barro, con miles y miles de personas acudiendo a ayudar a sus compatriotas desde toda España, con una movilización sin precedentes en Valencia de personas que han caminado kilómetros para ayudar, llegaban por otro lado mensajes oficiales en sentido contrario. No vengan, decían.

¿Cómo es posible? Quienes vivimos la tragedia de Sant Llorenç y contamos la desolación,  los primeros trabajos de desescombro y limpieza, vimos a las unidades civiles y militares desplegadas al instante. En Valencia hemos tenido una riada monstruosa, hemos tenido 69 Sant Llorenç y una población afectada de más de 800.000 personas. La dimensión es descomunal. Y ante tamaña tragedia, con un número indeterminado de víctimas mortales, no vimos al ejército ni a la policía ni a la Guardia Civil, incluso bomberos, movilizando al máximo posible de efectivos desde el minuto uno en todos esos pueblos. Bomberos de Bilbao que reclamaban ser movilizados. Militares reclamando ser movilizados inmediatamente en toda España. Había 1000 efectivos en Paterna que estaban esperando. 

      
             
      

¿Cómo es posible? Han pasado tres, cuatro y cinco días antes de ver trabajar sobre el terreno al ejército, antes llegó la UME, pero la UME no llega a todas partes, en una tragedia tan extensa y con tantos puntos importantes. No se había vivido tanta frustración, tanta rabia entre los militares y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado seguramente desde hacía mucho tiempo. "Si necesitan más ayuda que la pidan" se atrevió a decir el peor presidente de la nación que ha tenido España en los últimos 80 años. "Si necesitas ayuda para huir, pídela" le contestaron algunos tras estar a punto de ser linchado en Paiporta. 

Sánchez se fue pero los Reyes, que no son los responsables ni los que tienen autoridad para movilizar a nadie, aguantaron estoicamente ante las iras de un pueblo abandonado y añadiríamos que traicionado. Porque el ciudadano tiene un compromiso con su Estado, tiene que cumplir como buen ciudadano y abonar religiosamente sus impuestos a cambio de obtener la cobertura de dicho Estado, algo que no ha ocurrido. Una catástrofe natural no se puede evitar, pero sí aminorar sus daños.

Pedro Sánchez no debería ser ya el presidente del Gobierno, pero la cuestión ya no es esa, la cuestión es si acabará siendo juzgado en el banquillo de los acusados por omisión del deber de socorro. Ya tienen él y su infame ministro del Interior, Marlaska, una querella en el Tribunal Supremo, presentada por el abogado Luis María Pardo de "Iustitia Europa". También ha sido presentada otra querella contra el presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón.

      

Lo que acabamos de vivir en España está siendo calificado por mucha gente como "Estado fallido". Se entiende la frustración pero no es la definición. El Estado está y las condiciones para que funcione están, lo que hay es un mal gobierno, incapaz, negligente, inepto, irresponsable, vendido a intereses globalistas de ecologismo de facultad que no sabe nada de nada. Ha liderado el destrozo de presas en Europa.

 Si gotas frías las hubo toda la vida en el territorio valenciano, si hubo precipitaciones más abundantes que los registros que se dieron el pasado 29 de Octubre en Valencia pero resulta que esta riada puede haber sido la que más víctimas ha provocado, es que algo se está haciendo muy mal. Estamos en pleno siglo XXI ante un número indeterminado de víctimas, que parece de otro tiempo. 

Un Gobierno incapaz de poner en marcha inmediatamente un plan de emergencia general con los magníficos profesionales que tiene en el Ejército, en la Guardia Civil y la Policía, en bomberos, protección civil, etc es un gobierno incapaz que deberá pagar en el futuro ante la justicia. Ahora lo prioritario es salvar a la gente.