Una venezolana en Pamplona hace la cena para sus compañeros de universidad y termina llorando: "Los gringos"

Ana enseña en un vídeo que se ha hecho viral en TikTok la reacción de los universitarios a sus recetas tradicionales de Venezuela, pero es ella la que termina afectada por el resultado

TikTok: @anakloynaz

La joven venezolana en el vídeo

José Manuel Nieto

Publicado el

3 min lectura

      
      
             
      

En un emotivo video que se ha hecho viral en TikTok, Ana, una estudiante venezolana en Pamplona, preparó una cena venezolana para sus compañeros de universidad, con la intención de compartir la gastronomía de su país y enseñarles las delicias de la comida tradicional. Sin embargo, lo que empezó como un gesto para hacer sentir felices a los demás, terminó siendo un momento profundamente emotivo para ella, cuando las emociones la invadieron al ver la reacción de sus amigos.

Ana se propuso hacer una cena típica de Venezuela, con arepas rellenas de carne mechada, reina pepiada, queso blanco, y hasta un golfeado, un dulce tradicional. A lo largo del video, se puede ver a Ana mostrando con orgullo los ingredientes que había conseguido, algunos traídos desde su país, y la emoción de poder cocinar algo que la conectara con sus raíces. Entre risas y comentarios de sus compañeros, Ana compartía detalles de la receta, explicando las dificultades de conseguir ingredientes auténticos, como el queso llanero y el papelón con limón.

"Estoy muy emocionada de poder hacer esto, me siento en mi casa", comentó Ana mientras preparaba los platos, mostrando a sus compañeros el significado de cada uno de los ingredientes. Los comentarios de sus amigos al ver las recetas venezolanas eran de sorpresa y admiración, sobre todo al ver que Ana había logrado recrear de manera perfecta platos como el golfeado, que muchos no conocían.

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Arepa venezolana rellena de pollo

Lo que empezó como una simple cena para compartir su cultura, se convirtió en una experiencia cargada de emociones. En el video, se ve cómo Ana, al observar las reacciones de sus compañeros al probar los platos, no puede evitar emocionarse. "Esto es un golfeado en Pamplona, no lo puedo creer", dice Ana, visiblemente emocionada. "Lo que más me impresiona es que les gusta tanto. Es algo que me conecta con mi país, y que me hace sentir más cerca de casa", comparte entre lágrimas.

la cena para sus compañeros de universidad

La conexión emocional fue tan fuerte que no solo Ana se emocionó. Sus compañeros, al probar la comida venezolana, mostraban rostros de sorpresa y satisfacción. "¡Es perfecto!", exclamaban algunos. Sin embargo, el momento más emotivo fue cuando Ana, al ver a sus amigos disfrutar de la cena, se vio superada por las emociones, haciendo que incluso los comentarios de los usuarios de TikTok se llenaran de sentimientos similares.

"Los gringos", decía Ana entre risas y lágrimas, refiriéndose a sus compañeros de universidad que, aunque no eran venezolanos, estaban demostrando un genuino aprecio por su comida. "Casi lloro, y estoy en Venezuela comiendo arepas a cada rato", comentó un seguidor, mostrando cómo la comida puede evocar recuerdos y emociones profundas, incluso si no se está lejos de casa.

      
             
      

"Porque yo casi lloro cuando la veo probar el golfeado. Sí, estoy en Venezuela, me pasa siempre con los venezolanos que están fuera, no lo entiendo", escribió otro usuario, identificándose con la nostalgia que a veces trae la distancia de la tierra natal.

Golfeado venezolano

"La cena era para darle felicidad a los otros, pero la más feliz fue ella", señaló otro seguidor, reconociendo que, aunque Ana preparó la cena para sus compañeros, el acto de compartir su cultura le trajo una felicidad inmensa.

Una venezolana en Pamplona

Para Ana, esta cena no solo fue una oportunidad para enseñar a sus amigos sobre la comida venezolana, sino también para conectar con su identidad y compartir una parte importante de su cultura.

      
             
      

A través de las arepas, el golfeado y otros platos, Ana pudo sentir que su hogar, aunque lejano, seguía presente en su vida cotidiana. Y al ver que sus compañeros valoraban y disfrutaban esos sabores, la emoción fue inevitable.