IGLESIA

Día de San José, Día del Padre y del Seminario

San José, el padre de Jesús, es el patrón de los seminaristas y del seminario

Fermín Astráin

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

El 19 de marzo es San José, el día del padre y también patrón de los Seminarios y los seminaristas.

El edificio del Seminario en Pamplona se levantó en la Avenida Baja Navarra en 1931. Por aquel entonces, llegó a haber alrededor de 1.000 seminaristas en Navarra. La realidad de hoy en día es bien distinta, ahora mismo hay un total de 15 seminaristas repartidos entre el Redentoris Mater y el Seminario Conciliar.

Es evidente el bajón de vocaciones que hay, no sólo en Navarra: la falta de religiosidad en la sociedad o la escasa natalidad parecen ser alguna de las causas. Según ha indicado Jesús Echeverz, rector del Seminario conciliar de Pamplona.

Javier es un padre de dos hijas, una de ella tiene Síndrome de Down. “Desde que nacieron mis dos hijas, yo aportó mi granito de arena. Hoy mismo he desayunado con la pequeña y a la mayor la he llevado a la Universidad”, indicaba.

Muchas veces, los padres se sitúan en un segundo plano. “La madre parece que siempre lleva la voz cantante, pero el trabajo del padre en la sombra estando ahí, en nuestro caso, es súper importante".

La felicidad de los seminaristas

Jon Díaz era auxiliar de enfermería, se encontraba trabajando en la Clínica San Miguel cuando decidió atender la llamada de Dios. “Yo estaba centrado en el escultismo”. Ahí, poco a poco, se hacía preguntas “que nunca respondía”, hasta que un día decidió que esa pregunta que siempre le habían hecho los sacerdotes y la gente de la parroquia, “tenía que responderla”. Entonces dio el paso de entrar en el Seminario “para poco a poco dar respuesta a si el Señor me llamaba el sacerdocio o no”.

“Yo seguía con mi historia, con mi vida. No estaba descentrado, pero algo faltaba. Ahora puedo decir que soy feliz”, indicaba Jon Díaz.

En cuanto él decidió dar el paso, hubo reacciones de todo tipo. Motivos de alegría y alguno también de tristeza. “Hubo amigos que se quedaron con una cara de sorpresa, mi jefa no entendía a dónde iba... y amigos también que se pusieron a llorar de alegría. Luego mucha gente me dijo que eso ya lo sabían, que ya se veía. Yo les dije que me lo hubieran dicho”.

Jon Díaz explica cómo es el día a día en el Seminario, donde no tienen mucho tiempo para descansar. Algo de deporte, eso sí, siempre hacen. “Sobre todo lo que hacemos es jugar a frontón. De vez en cuando sí que nos juntamos con alguno más a jugar al fútbol, con los del Redentoris Mater”, indicaba Diego, otro compañero seminarista.

Diego se encuentra feliz en estos momentos después de dejar su vida pasada por Dios. “Cada vez lo tengo más claro: sin Dios, todo pierde su sentido. Porque no puedes entender el sufrimiento, ni puedes entender la mayoría de las cosas que pasan. Cuando te encuentras con Dios, cualquier cosa te parece una tontería comparada con Él”, aseguraba.

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