FOLCLORE

El 'Tributo de las Tres Vacas', el Tratado de Paz en vigor, más antiguo de Europa

Alberto Magán Ciérvide profundiza en el Tributo de las Tres Vacas y en las distintas órdenes y cofradías gastronómicas de Navarra

Fermín Astráin

Publicado el - Actualizado

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Aquí un jueves más de folclore, entrados en el mes de junio, mes en el que cambiaremos de estación, suben al más las temperaturas y va cambiando el color de los campos. Y nosotros, seguimos con nuestro folclore navarro, siguiendo las cuatro estaciones, pues como dice el refrán, a cada momento su color y en cada momento del año, sus celebraciones propias y su folclore. Así que seguimos con el calendario y con nuestros viajes por navarra para seguir recordando y conociendo algunas de nuestras perlas.

Hoy en primer lugar, nos vamos hasta el norte, casi hasta donde termina Navarra y comienza Francia. Hemos comenzado escuchando esta maravillosa jota que se titula “no tiene el mundo fronteras, para el valiente navarro”, en esta ocasión cantada por tres voces maravillosas que nos han dejado. El Tafallés Juanito Navarro y las también tafallesas Hermanas Flamarique, Vitori y Encarna.

¿Por qué hemos empezado escuchando esta jota? Porque vamos a hablar de uno de los tratados de paz más antiguos de Europa, que trata sobre esas líneas invisibles que llamamos fronteras y que sigue vigente todavía en la actualidad: El tributo de las Tres Vacas. Una ceremonia, que parece de otro tiempo.

El Tributo de las Tres Vacas es una ceremonia ancestral que se desarrolla cada año el 13 de Julio de cada año, en el Valle de Roncal, concretamente en la piedra de San Martin situada en el monte de Ernaz, entre el valle navarro de Roncal y el valle francés de Baretous.

El origen documentado de esta tradición es del año 1375, momento en que se firma una sentencia, una “Carta de Paz” en la que se condenaba a los Bearneses de Baretous a seguir pagando un tributo, pero se tiene constancia de que este tributo existía con anterioridad. Esta sentencia, es el primer documento escrito que existe sobre esta antiquísima ceremonia. Unos lo atribuyen a luchas entre un Roncalés y un Baretonés y otros a disputas por el uso de los pastos y el agua de la zona.

Como hemos dicho, está considerado el Tratado de Paz en vigor, más antiguo de Europa.

Participan en este acto simbólico, los alcaldes y ediles de ambos valles; los navarros vestidos con traje típico roncales y los franceses de traje con la banda tricolor de Francia. El alcalde de Isaba que preside el acto, pregunta tres veces a los representantes de Baretous si están dispuestos a pagar el Tributo de las Tres Vacas, que deben tener dos años, el mismo pelaje, dentaje y cornaje.

Dichos representantes contestan tres veces de manera afirmativa y a su vez, van colocando las manos una sobre otra, alternando una de baretous con la de un alcalde roncalés y así sucesivamente haciendo una especia de torre de manos encima de la piedra. Después el alcalde de Isaba poniendo sus manos el último, pronuncian por tres veces “Pax Avant”, “Pax Avant”, “Pax Avant”. Que significa: paz en adelante.

Este acto se complementa con el reconocimiento y selección entre el ganado que han traído los alcaldes francés, de las tres vacas, cuyo encargado será el veterinario de Isaba. Dos de estas vacas serían para Isaba y una tercera será para las localidad de Urzainki, Uztarroz y Garde que la recibirán por turnos alternos.

En la actualidad, tras la ceremonia en el collado de Ernaz, las vacas vuelven a su territorio y se paga el “tributo” con el equivalente a su valor monetario del mercado actual. En los últimos años, este acto, que apenas dura unos minutos, se ha popularizado, atrayendo hasta el mismo a miles de personas. La fiesta continúa con música de la zona, bailes de los dantzaris del roncal que portan sus trajes típicos y como no, con una comida en la que el cordero al chilindrón, será el plato fuerte.

Aunque tradicionalmente se denomina tributo, no es tal, por no existir vasallaje, sino que se trata de un acuerdo entre iguales, un contrato sinalagmático. El 24 de enero de 2011 el Gobierno de Navarra lo declaró Bien de Interés Cultural Inmaterial.

Los pelos de punta me pone este zortziko tan precioso titulado, “El Roncalés” y seguro que conocido por todos. El zortiko, género musical tan propio de nuestra tierra pone banda sonora a muchas de nuestras fiestas y tradiciones. Éste en concreto, está compuesto por Gabriel Salvador Ruiz de Luna en 1908 y en esta grabación, lo escuchamos de la voz del gran Alfredo Kraus, que lo canta en la película en la que encarnó al tenor navarro y roncalés Julián Gayarre. Del que tristemente, no conservamos ninguna grabación de su voz, que aunque posiblemente existan, no se tiene identificada ninguna.

Y con aire de zortziko, nos vamos de nuevo con otra perla de nuestro folclore navarro: Las cofradías gastronómicas y demás órdenes, que ensalzan la gastronomía de nuestra tierra, sus productos culinarios más preciados o actos de solera en torno sus tradiciones.

Comenzamos con esta canción, que yo creo que es conocida en España entera, la canción del Cuto Divino. En mucho sitios cuando voy a conciertos o de viaje en cuanto se enteran que soy de Tafalla, me canturrean eso de “en la ilustre ciudad de Tafalla” para que les responda eso de “Tiliín tilón” y me pongo más hueco que ni sé.

Bueno, pues con el Himno de la Orden del cuto Divino, vamos a diferenciar las órdenes, de las cofradías y es que, una cofradía, ensalza un producto en cuestión y la orden, ensalza, protege y promociona un acto singular y tradicional. A los miembros de la cofradía se les llama cofrades y a los miembros de la orden damas y caballeros.

Este himno por cierto, nació como canción protesta, porque la gente de Tafalla no estaba de acuerdo con lo que había pasado en la rifa del cuto divino como ahora veremos. Aunque es una melodía popular, sobretodo en España y en América latina donde se canta con diferentes letras, incluso como himno a la Virgen de Guadalupe en México, la armonizó a cuatro voces y la arregló para la banda el compositor y organista Tafalles José Menéndez y se adoptó como himno para ésta orden,

En Navarra tenemos dos órdenes. La Orden del Cuto Divino y la del volatín de Tudela.

La orden del cuto divino no promociona ningún producto, aunque rindan culto a las excelencias del cuto, que es como en Tafalla llamamos al cerdo. Y es que, si bien se dice que el cuto tiene bueno hasta los andares, quiero recordar que un escolapio de Tafalla, ya de feliz memoria, dijo en una ocasión en un sermón y seguro que con todo el cariño del mundo, que la Virgen, era como el cuto. ¡TO-DO BUE-NO! Y de hecho, cuando se hacen nuevos caballeros, deben jurar defender, en todo tiempo y lugar, la nobleza, dignidad, y exquisitez del cuto, comprometiéndose a tratarlo en la vida, cocina y mesa con la dignidad y respeto que por sus grandes servicios merece. Luego juran exaltar los valores de la ciudad de Tafalla y de sus gentes, recordando, manteniendo y organizando cada año la festiva tradición de la “Rifa del cuto divino del santo hospital”, que es el verdadero fin de esta orden y todo ello lo finalizan comiendo una rueda de chorizo con pan.

Van vestidos con boina negra, blusón negro, medallón, y vara. Cada domingo más próximo al 9 de febrero, coincidiendo con la feria, venden números para la rifa famosa del cuto divino, evocando aquel momento en el que las monjicas del Santo Hospital, no tenían recursos para mantener a todos los necesitados que cuidaban y para ello, decidieron rifar un cuto y así ayudar en casa con el dinero obtenido de los numéricos vendidos. ¿Qué ocurrió? Pues que tras rifarlo, el cuto volvió a donde había salido, al santo hospital donde se beneficiaron de la rifa y comieron del cerdo bastante tiempo. Y es que… el cuto divino que el hospital rifaba, era un cuto cuyo destino, era volver donde estaba, pues aunque dicen que fue casual, que el número no saliera, pudo ser porque alguien quiso tal, o porque realmente no se expidiera, pero así es como esta obra de caridad, tuvo un final jocoso, con monjas, rifa y la canción, que hizo a este cuto famoso.

En Semana Santa hablamos ya de la orden del Volatín de Tudela, que se encarga de promover las costumbres tudelanas y entre ellas mantener el acto de voltear en el balcón del Ayuntamiento el sábado santo al muñeco de judas, (de ahí el nombre de la orden) y el acto tan emotivo de la bajada del ángel la mañana de Resurrección.

Y nos metemos con las cofradías que promocionan y defienden productos típicos de navarra, gastronómicos, indumentarias o cualquier cosa que con ello se identifique a la tierra, sus gentes y costumbres.

Cofradía del Vino de Navarra de Olite, Cofradía del tomate feo de Tudela, Cofradía del Aceite de Navarra de Cascante, Cofradía de la tostada de ajo de Murchante, Cofradía de la Costrada de Aoiz, Cofradía de la Alcachofa de Tudela, CASCANTUM- COFRADIA DE LA AMISTAD Y EL BUEN VIVIR de Cascante, Amigos de las Cañadas de Pamplona, amigos de la boina, de Pamplona, Cofradía del espárrago de Navarra, Cofradía del Queso de Roncal, Cofradía de la chistorra en la Sakana, Gaztambera de Baztan en Elizondo, Cofradía de gastronomía Navarra en Obanos, Cofradía del Relleno en Villaba, del pimiento piquillo en Lodosa, de la tostada en Arróniz… y seguro que hay alguna mas, que me he dejado.

Este tipo de asociaciones no solo existen en Navarra sino también en el resto de España y Francia y cuando cada orden o cofracía celebra su capítulo anual, representaciones de todas, se reúnen en el lugar del grupo anfitrión, para realizar su capítulo, su promoción y fiesta y cómo no, para cultivar la amistad y el buen hacer.

Por eso, son momentos de exhibir lo nuestro a visitantes, turistas y cuiosos y suelen ser jornadas festivas en las que el folclore de la tierra suele estar muy presente con gigantes, cabezudos, desfiles, dantzaris, gaiteros, txistus, joteros, bandas y todas las cofradías que desfilan con sus trajes típicos, para hacer gala de su buena labor y presencia y cómo no , de todas esas cosas tan ricas que ofrece nuestra tierra navarra, donde no concebimos una fiesta sin todos estos productos tan nuestros en la mesa.

Así que un nuevo programa más hemos visto estos retazos de nuestras costumbres y tradiciones, que sin duda enriquecen nuestro pintoresco folclore navarro.

Y Fermín, me vas a permitir, acabar nombrando a un compositor de nuestra tierra, Manuel Turrillas, de Barasoain, quien tanto aportó a nuestra música y a nuestro folclore navarro y además con qué cariño.

Numerosas auroras, jotas, tanta música para los sanfermines y sus peñas y un largo etcétera de obras por las cuales merece cuantos reconocimientos se le han hecho y harán y… aprovechando que el Arga pasa por Pamplona, quiero felicitar a su nieta Alicia, una arpista como la copa de un pino, que hoy cumple los años y… si no me equivoco, tú y yo, nos conocemos gracias a ella. Así que felicidades Alicia y que la música y la amistad nos siga uniendo muchos años más.

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