El año 2024 ha sido el más cálido de la historia: "Ha superado en 1,5 °C el nivel anterior a la revolución industrial"

Un experto en medio ambiente explica que en 2024 se han producido fenómenos meteorológicos extremos en todo el mundo

Alberto Sanz

Pamplona - Publicado el

7 min lectura

      
      
             
      

El año 2024 reventó los registros: fue el más cálido de la historia y en superar el primer año natural en que la temperatura media ha superado en 1,5 °C el nivel anterior a la revolución industrial. Estos días se suceden los aterradores incendios simultáneos en la ciudad californiana de los Ángeles…

¿Qué repercusiones tiene todo ello en Navarra? ¿Se pueden producir en nuestra comunidad los incendios de sexta generación que están ocurriendo en los Ángeles, tan explosivos y difíciles de controlar? Hablamos con Julen Rekondo, experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente, nos lo explica

El pasado jueves, el servicio climático europeo Copernicus confirmó la ascensión sin precedentes de la temperatura del planeta: cada año de la última década es uno de los diez más cálidos registrados y todos los indicadores están disparados. El servicio de vigilancia climática Copernicus lo anunció en verano y las previsiones se han cumplido escrupulosamente: el año 2024 que acabamos de dejar atrás ha sido el más cálido en el planeta desde que hay registros y el primer año natural en que la temperatura media ha superado en 1,5 °C el nivel anterior a la revolución industrial.

Los datos indican, además, que el límite de 1,5 °C establecido como límite de seguridad en el Acuerdo de París se superó durante 11 meses del año, aunque esto no significa que se haya rebasado el límite fijado por dicho acuerdo -que alude a las anomalías de temperatura promediadas durante al menos 20 años-, pone de manifiesto que las temperaturas globales están aumentando más allá de lo que los humanos modernos han experimentado nunca.

Pero no es la única mala noticia. Cada año de la última década es uno de los diez más cálidos registrados. Estas altas temperaturas globales, unidas a niveles récord de vapor de agua en la atmósfera mundial en 2024, se tradujeron en olas de calor sin precedentes y episodios de lluvias torrenciales, que han causado sufrimiento a millones de personas.

En 2024 se han producido fenómenos meteorológicos extremos en todo el mundo, desde fuertes tormentas e inundaciones hasta olas de calor, sequías e incendios forestales. La creciente frecuencia e intensidad de estos fenómenos suponen un riesgo importante para los modos de vida de la población de todo el planeta. Parte de la culpa la tuvo la cantidad total de vapor de agua en la atmósfera, que alcanzó un máximo histórico en 2024, situándose en torno a un 5% por encima de la media de 1991-2020, una cifra significativamente superior a la de 2023.

      
             
      

Este abundante volumen de humedad amplificó el potencial de precipitaciones extremas, como vivimos desgraciadamente en la dana que azotó Valencia a finales de octubre. Además, combinado con las altas temperaturas de la superficie del mar, contribuyó al desarrollo de grandes tormentas y ciclones tropicales.

La lucha contra el cambio climático en Navarra

La estrategia de lucha contra el cambio climático se basa en un doble pilar: la mitigación, es decir la reducción de los gases de efecto invernadero a las que contribuyen en una proporción muy alta la quema de los combustibles fósiles, y la adaptación, en la medida que el cambio climático está aquí.

      
             
      

Reducir emisiones en la lucha contra el cambio climático es muy importante, y podemos hacer mucho más en Navarra. De hecho, en 2022 las emisiones de gases de efecto invernadero según el ministerio para la Transición Ecológica fueron en Navarra un 16% superiores a las de 1990, cuando según el articulo 1 de la Ley Foral de Cambio Climático y Transición Energética deberían ser para 2030 un 55% inferiores y la fecha de ese año está muy cerca. Pero también hay que tener en cuenta que las emisiones se dan en el conjunto del planeta, y no tienen frontera.

Prevenir y adaptarse no es opcional, y la Comunidad Foral tiene las competencias para hacerlo, y se debería avanzar mucho más en ello. Las temperaturas promedio van subiendo cada año, y en los tres y cuatro últimos veranos ha habido más olas de calor que en cuarenta años.

La falta de agua, la sequía, es otro de los grandes riesgos a los que nos enfrentamos, unido al calor que produce una reducción importante de las cosechas y mucho riesgo de incendios forestales. No se trata de ser alarmistas y catastrofistas, sino de contar la realidad a la ciudadanía, y prepararnos para ello. ¿Cómo?

      

En este sentido es importante reseñar los proyecto pilotos de adaptación dentro del LIFE-IP NAdapta-CC que lidera la Dirección General de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra -coordinando la acción de distintos departamentos, sociedades públicas o la UPNA- que está trabajando en la mejora de distintos planes públicos de rehabilitación de edificios, regulaciones laborales específicas, protección de la población vulnerable o creación de llamados refugios climáticos de zonas verdes o de sombra en los espacios públicos, entre otros, que contribuyen a paliar los efectos nocivos que las olas de altas temperaturas tienen sobre el medio ambiente, la salud de las personas o su vida cotidiana.

Pero Navarra precisa de un Plan Foral de Adaptación Integral en los distintos sectores y medios, que debe hacerse con la mayor celeridad y urgencia. Los efectos del cambio climático lo exigen. Un Plan de Adaptación a nivel del conjunto de Navarra es una herramienta clave que debe estar basado en un análisis de riesgos, planificación y puesta en marcha de políticas y evaluación continua, que promueva una transformación frente a los riesgos climáticos. Así, por ejemplo, hay que destacar el papel del agua en la adaptación climática, abogando por sistemas de alerta temprana y soluciones basadas en la naturaleza para prevenir riesgos.

Actuar ahora no solo es más rentable económicamente, sino que también salva vidas. Cada euro invertido en medidas de adaptación puede evitar mayores costos en el futuro. El cambio climático está aquí, y es una amenaza muy grande que pone en riesgo la forma de vida tal como la conocemos. Contamos con conocimientos y herramientas, pero hace mucha valentía, ímpetu y decisión para hacer frente a los desafíos climáticos crecientes.

Los incendios de los Ángeles, ¿se pueden dar aquí?

Nada más comenzar el año 2025, nos hemos encontrado con los graves incendios que están asolando a Los Angeles. El Sur de California solía tener una temporada de incendios en el otoño, pero en esta ocasión las condiciones de sequedad y los fuertes vientos huracanados se han adentrado en pleno invierno. La intensificación del cambio climático está haciendo en California que los llamados incendios de sexta generación, tan explosivos y difíciles de controlar, sean la nueva normalidad.

Las realidades de la región de California y de Navarra son muy diferentes. En Los Angeles, además de darse una serie de fenómenos meteorológicos muy adversos, otro factor muy importante es la forma en que se ha urbanizado la región, donde muchas construcciones son de madera y arden con más facilidad. Por otra parte, la escala de estos incendios en el caso de Navarra nunca será tan grande como la de California, ya que la densidad de la población es mucho menor en nuestra comunidad.

No obstante, todos los estudios realizados vienen a señalar que los incendios en Navarra se incrementarán, acrecentados por el cambio climático, aunque el pasado verano no hubo tantos, debido principalmente a que hubo lluvias en la primavera y principio de verano, lo que generó más humedad.

Pero, ante el aumento de la frecuencia y virulencia de los incendios, algo inevitable por el cambio climático, es fundamental la prevención, pero los que no podamos, que tengan el menos impacto posible para la sociedad y el medio ambiente. En este sentido, hay que poner mucho énfasis en la adaptación, hay que demandar políticas públicas, pero también como ciudadanos tenemos que asumir responsabilidades en cuanto a nuestra seguridad, saber qué hacer, y a ser muy cuidadosos para no generarlos. 

Por ley, cada municipio tiene que tener un plan de autoprotección ante incendios: como evacuar a la población, dónde están las bocas de riego, etcétera. Después de los incendios del verano de 2022, en diversos municipios navarros se han dado pasos en ese sentido, aunque en algunos otros, no. Hace falta mucha más preparación y pedagogía social, más información, más medidas, más adaptación... Tenemos que adelantarnos, porque tarde o temprano, habrá más incendios.