VOCACIONES
El sacerdote más joven de Álava reconoce por qué eligió el camino de la fe: "Me iba a casar”
Ariel González se ha convertido con 26 años en el cura más joven del clero alavés, cuya edad media es de 70 años
Vitoria - Publicado el - Actualizado
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Álava tiene una comunidad sacerdotal envejecida con una media de edad de 70 años. Por ello en los últimos tiempos acoge con alivio a 20 seminaristas que están formándose en Vitoria.
Ariel González fue uno de ellos y se acaba de convertir en el sacerdote más joven de los 211 que hay en el territorio, tras ser ordenado recientemente en la catedral María Inmaculada de Vitoria.
Con 26 años y natural de Nicaragua, este estudiante de Ingeniería Civil no tenía vocación de sacerdote, hasta que en 2017, acudió junto a su novia, con la que se iba a casar, a unos encuentros vocacionales y allí recibió la llamada de Dios, según cuenta en COPE Euskadi.
"Mi vida estaba encarrilada, pero en la predicación escuché que Dios quería hacer de mi un hijo suyo profundamente amado y en ese momento experimenté un amor gratuito sin exigencias de dar la talla", ha compartido en nuestros micrófonos.
Más libre
"Me costó romper, estaba bastante cómodo y tenía todo atado". Ariel lo dejó todo y se incorporó al seminario Misionero y Diocesano Redemptoris Mater de Vitoria, que acababa de arrancar. Comenzó ahí su formación en Teología que completó en 2022. En la actualidad, el nuevo sacerdote continúa su preparación con un máster de Teología dogmática en la Universidad de Navarra.
Esta decisión ha cambiado su vida porque fue toda una ruptura, pero ahora se encuentra "mucho más feliz" porque se considera más "libre".
Completamente integrado en Vitoria, ahora atiende parroquias en varios municipios alaveses y ha visitado diferentes monasterios a la espera de nuevos cometidos.
Jóvenes y fe
"No existe vacío vocacional, hace falta escuchar la llamada de Dios, que nos quiere felices", ha señalado Ariel respecto a la fe y los jóvenes.
Su primera misa ha sido este pasado domingo 2 de junio y la de Ariel ha sido la quinta ordenación consecutiva que vive la Iglesia alavesa tras más de varios lustros sin celebraciones de este tipo por el vacío vocacional. Una ceremonia muy especial a la que acudieron su familia, seminaristas, curas y amigos.