COPA DEL REY
La final de los balcones
Hoy se tendría que haber jugado en Sevilla la final de la Copa del Rey entre la Real Sociedad y el Athletic Club de Bilbao
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Era el día, hoy se tendría que haber celebrado la final de la Copa del Rey entre la Real Sociedad y el Athletic Club de Bilbao. Más de sesenta mil vascos desplazados a La Cartuja de Sevilla. Toda una superproducción de Emilio Martínez-Lázaro con rojos y blancos, blancos y azules. Pero por el camino se cruzó un virus microscópico con consecuencias devastadoras. Mientras se escriben estas líneas la Covid-19 se ha llevado por delante a 156.094 personas en todo el mundo. De los países más afectados, España.
Vaya por delante la manida frase «el fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes» (se le atribuye a Valdano y/o Sacchi, el asunto no está muy claro) para poder adentrarnos sin demasiada frivolidad en lo que sería la noche más alegre, o más triste, para los seguidores de uno y otro equipo. Porque en esto del fútbol, y más en un derbi, no hay nada más dichoso que ganar en la final de un torneo, pero tampoco hay nada más doloroso que perder en la cima de la montaña.
Sábado, 18 de abril de 2020, los periódicos pintan sus portadas de políticos tratando de gestionar la catástrofe. No hay rincón para trifulcas territoriales ni fronterizas. No hay discusión sobre si se pita o no el himno de España en la Copa de Su Majestad El Rey. Curiosamente, el virus más monárquico, el coronavirus, ha extinguido todos los debates de banderas.
Pero el pueblo clama, y hoy los balcones están engalanados con banderas, y de cuando en vez, se escucha un grito de ánimo al equipo. Las redes sociales (los patios de luces de vanguardia) se cargan de fotos, vídeos y comentarios recordando la fecha de lo que pudo haber sido y, de momento, no puede ser. Pero será, y se dice que para el 5 de agosto; y también se cuenta que posiblemente se celebre en territorio vasco, y hasta con público en las gradas. Todo conjeturas, todo estimaciones. A día de hoy, lo mejor es centrarse en lo real.