Alejandro Guardado, el policía nacional de Irún que salvó la vida de Ágata, de 13 meses
“Fue de las situaciones más peliagudas que he vivido en mis 16 años de carrera”
Vitoria - Publicado el - Actualizado
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Es policía nacional, se llama Alejandro Guardado y hace pocos días se convirtió en héroe tras salvar la vida a una bebé de 13 meses, Ágata, que se encontraba en estado de inconsciencia, en Irún.
Ocurrió el pasado 19 de noviembre cuando un viandante dio la voz de alarma a los agentes que estaban en la comisaría ya que una bebé, de aproximadamente un año, se encontraba en estado de inconsciencia, al otro lado de la calle. “Estaba en la comisaría trabajando y vino un chico muy alterado diciendo que en un parque cercano había una bebé que no respiraba. Mis compañeros avisaron al 112 y yo salí con esta persona”, ha relatado Alejandro en COPE Euskadi.
“No respira, no respira”
“La madre, Nely, estaba alteradísima diciendo que la bebé no respiraba. Le pregunté por lo que había ocurrido, pero no era capaz de decir nada más que no respira, no respira”, describe el agente.
“Cuando la miré, vi que no presentaba tono muscular ni signos vitales. No notaba el pulso y decidí llevármela a la comisaría, una zona segura por si había que hacerle una reanimación”.
“Al entrar, noté que el bebé se quería mover, así que descarté la parada. Le di masajes torácicos, conseguimos que recuperara la consciencia y llegó la ambulancia, que la trasladó al hospital”.
“Fue de las situaciones más peliagudas que he vivido en mis 16 años de carrera”, afirma Alejandro. “Con adultos los protocolos están más claros, pero con un bebé es más difícil y hay que actuar”
Los servicios humanitarios "te marcan"
La madre de la niña, bajo un grave estado de ansiedad a consecuencia del episodio vivido momentos antes, también fue atendida por miembros de la Policía Nacional, que lograron tranquilizarla. La mujer fue trasladada posteriormente al centro hospitalario en el que se encontraba su hija.
Transcurridos unos días, y ya fuera de peligro, madre e hija acudieron a dependencias policiales para agradecer a los agentes que le hubiesen salvado la vida a la niña y la atención que ella misma recibió. “Hemos estado muy pendientes de ellas. Llamábamos a la madre. No nos hemos despreocupado”, relata Alejandro, que asegura que estos servicios humanitarios "te marcan. Poder ayudar a una madre y reencontrarme con la niña...me ha dado mucha satisfacción”.
No era la primera vez
No era la primera vez que este agente se encontraba en una situación similar. “El 23 de agosto, en mis días libres en Gijón, también ayudé a una persona que estaba inconsciente. Le había dado un infarto y le di masaje cardíaco hasta que vino la ambulancia. Salió adelante y ahora es amigo cercano”.
Alejando reflexiona sobre lo importante que es que cualquier persona tenga conocimientos básicos para saber actuar en situaciones de emergencia como la que le tocó enfrentar a él. “Deberíamos tener todos esta formación. Se debería dar desde los colegios. Es fundamental”, afirma.