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Clarisas, huevos y bodas, el origen de una tradición que pervive
La hermana Esperanza desvela cómo proceder con un tributo que reciclan y por qué los casaderos se encomiendan a Santa Clara
Vitoria - Publicado el - Actualizado
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Si alguien mira con especial preocupación al cielo es quien va a contraer matrimonio. Muchas celebraciones son al aire libre y el mal tiempo puede arruinar un día tan especial. Pero hay una tradición que data de la Edad Media que muchos creen que lo puede remediar.
Parece ser que todo comenzó hace siglos. Las supersticiones decían que si te casabas con lluvia la novia iba a padecer desgracias. Para no arriesgar las casaderas de la época se acercaban hasta los monasterios de las clarisas con docenas de huevos para que las monjas pidieran la interseción de Santa Clara y reinara el buen tiempo.
Más de una docena
En el Monasterio de Nuestra Señora del Pilar, en Bilbao, las clarisas capuchinas confirman que esta tradición sigue viva.
La hermana Esperanza explica en COPE Euskadi que la ofrenda es a Santa Clara por obrar el “milagro” de tener “familia” a quien no puede y a San Antonio de Padua, de ahí el número de 13 huevos, para que esa relación prospere, ya que “es uno de los principales santos para que la relación de las parejas vaya bien”.
huevos reciclados
Las monjas no aseguran milagros pero sí mucha oración a Dios “hasta el día de la boda”. “Pedimos el nombre de los novios, de la familia, la hora y el lugar del enlace”, detalla.
Los huevos que reciben las clarisas, y son muchos, luego se reciclan, buena parte se emplea en la deliciosa repostería que elaboran.
¿funciona esta tradición?
¿Funciona esta tradición? María, que se casó en octubre de 2021, nos dice que sí. Le salvó de un chaparrón el día de su boda. Fue un sábado y cuenta que el pronóstico del tiempo era malo para todo el fin de semana.
Fue su madre quien le acompañó a llevar los 13 huevos a las clarisas de Vitoria. El tiempo fue inmejorable, todos disfrutaron de una celebración al aire libre. La boda terminó de “forma épica” porque cuando sonó la última canción a las 6 de la mañana se puso a llover.