voluntarios vascos en valencia
De Vitoria a Alfafar por una buena causa, el viaje de Carlos y Carolina a Valencia para ayudar tras la DANA
Sobrecogidos por el "escenario de guerra" encontrado en Valencia regresan a Euskadi "cabreados" por la falta de ayuda y la "mala gestión"
Vitoria - Publicado el - Actualizado
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Las imágenes que ha dejado la DANA en Valencia sobrecogen, cuesta digerir tanta tragedia y la ayuda llega con cuentagotas.
Tras varios intentos infructuosos los bomberos vascos han comenzado a trabajar sobre el terreno al que antes han llegado ciudadanos espontáneos. Es el caso de Carlos y Carolina, dos hermanos vitorianos que el pasado jueves, desoyendo la precaución recomendada, se desplazaban a Valencia. Allí tienen amigos como Andrés, en cuya casa se han hospedado en la comarca de la Huerta Norte.
caos e indignación
Llevan días limpiando barro en la Huerta Sur, en Aldaya y Alfafar, incrédulos ante el escenario apocalíptico que encuentran a su paso casi una semana después del desastre climático.
En COPE Euskadi Carolina explica que lo que han encontrado es lo más parecido a un escenario “de guerra”. “Hay hileras de coches amontonados y árboles caídos”. Las casas tienen en su interior la marca de más de un metro de agua, están sucias y vacías, todos los enseres se apilan en montañas de “dos metros” a pie de calle, de lodo.
en coche desde austria
Carlos, que se confiesa “cansado y cabreado”, asegura que no sobra nadie, que todas las manos son bienvenidas y se hace eco del “abandono” que reina en los pueblos afectados.
“Alucinado” se muestra su amigo Andrés ante la “mala organización” que contrapone a la solidaridad llegada de todos los rincones. “Tenemos un amigo que ha venido 20 horas conduciendo desde Austria para ayudar, pero las provisiones ha pasado la noche a la intemperie y ha llovido”.
ayuda malograda
“Había montañas de ropa en la calle, comida. Ayer cayó un diluvio y seguramente esa ropa se vaya a tirar. Vuelves con una sensación agridulce, de que todavía queda mucho y lo que se hace está mal gestionado”, abunda Carlos.
Para él y su hermana este lunes es un día de recogida, de lavadoras, de limpiar un barro de su atuendo que nunca se irá de su memoria.