"Hay desinterés por resolver los crímenes pendientes"

Francisco López, a quien de pequeño llamaban 'txakurra' por ser hijo de policía, perdió a su padre en un atentado de ETA

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Francisco López, perdió a su padre tras la explosión de una bomba colocada por ETA

Santiago Ruiz de Azúa

Santander - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

El 19 de abril de 1995, Eduardo López Moreno, policía nacional, estaba fuera de servicio pero acudió a la antigua casa cuartel de la Guardia Civil en Endarlaza, Navarra.

Lo hiciera, bien para buscar objetos que pudiera reutilizar, bien para echar una ojeada, tuvo la mala fortuna de que cuando se encontraba en el interior hizo explosión una bomba trampa cargada con cinco kilos de amerital.

Artefacto que ETA había colocado, con el objetivo, al parecer, de atentar contra las patrullas de la benemérita que periódicamente inspeccionaban aquellas instalaciones. “Si mi padre no hubiera ido aquel día al cuartel, les hubiera tocado a otros. ETA quería atentar contra la Guardia Civil pero le toco a él”, dice su hijo Francisco que en el momento del atentado tenía 12 años.

Eduardo López Moreno, 38 años, casado y con tres hijos, llevaba destinado 15 años en Etxalar, Navarra y vivía en Bera de Bidasoa, una pequeña localidad limítrofe con Francia en la que nació Francisco. A pesar de ello era frecuente que otros niños del pueblo le llamaran “txakurra”- perro en euskera- al ser hijo de un policía nacional.

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La presión era tal, que Eduardo y su familia tenían pensado salir del País Vasco en cuanto saliera algún destino al que pudiera optar. El cambio no llegó a tiempo.

Aquel 19 de abril, Francisco jugaba con sus amigos en el frontón del pueblo. Era Semana Santa y no había clases. Por la mañana había visto a su padre alejarse por el pasillo al salir de casa. No lo volvería a ver más.

Cuando Francisco regresó a casa y nadie abría la puerta, empezó a sospechar que “algo había pasado”. Poco después su hermana le contó que su padre había tenido un accidente de coche y estaba grave. “Cuando vi en mi casa a los compañeros de mi padre, enseguida supe lo que había pasado” recuerda Francisco.

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A los pocos meses se mudaron a Córdoba y desde allí vieron como la investigación no condenaba a nadie a pesar de haber documentación incautada a un comando en el que se hacía referencia al atentado. La situación política actual, con los nacionalistas apoyando al Gobierno invitan a pensar en que hay un desinterés por resolver los casos” afirma el hijo pequeño de Eduardo López Moreno.