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El Día de Todos los Santos, un consuelo en tiempos de descristianización y pérdida

El capellán del cementerio de Derio, en Bilbao, lamenta que la tradición de visitar a nuestros difuntos "ha decaído mucho" y que crece el "analfabetismo religioso"

Elisa López

Vitoria - Publicado el

2 min lectura

      
      
             
      

Mañana se celebra el día de Todos los Santos, una fecha especialmente dolorosa para quienes acaban de perder seres queridos por la DANA, pero a quienes el cristianismo ofrece “esperanza”. 

En COPE Euskadi hemos preguntado a Eduardo Espino, capellán del cementerio de Derio, en Bilbao, sobre el consuelo para los creyentes ante la muerte. “Es vivir un Viernes Santo esperanzado porque sabemos que nuestra existencia no se resuelve en una fría sepultura, estamos llamados a la santidad”.

Sobre los duros momentos tras el fallecimiento de un ser querido, Eduardo Espino recomienda “una presencia silenciosa, un el señor te acompaña”.

tradición en horas bajas

Respecto a la tradición de llevar flores a los cementerios y de rezar a quienes ya no están con nosotros, el capellán del camposanto de Derio ofrece un diagnóstico muy pesimista, “ha decaído mucho”. 

Cementerio de Derio

“Cuando hablamos del fenómeno de descristianización parece que nos referimos solamente a que los padres no bautizan a los niños, no les llevan a la primera comunión o que no hay matrimonios eclesiásticos, pero es que también toca a la muerte. Calculamos que el 90% de la gente no reza primero porque no sabía ahora porque no cree”, lamenta tras señalar que “esta mañana estaban las sepulturas sin flores”.

analfabetismo religioso

El capellán del camposanto bilbaíno contrapone a la situación actual cómo eran antes los días previos al 1 de noviembre: “hace 25 años dos semanas antes había un dispositivo policial y numerosos puestos de flores”. "Hoy, según apuntaba un obispo de Bilbao, en proporción va más gente a la misa de las 12 del cementerio que a las visitas del cementerio".

      
             
      

Eduardo Espino asegura que los entierros y funerales “han descendido” y le duele que las palabras que se dicen al final no tengan ya “nada que ver con el pensamiento cristiano”. “Hay analfabetismo religioso y se abandona la vida cristiana”, afirma en alusión especial a los jóvenes. 

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