Un malagueño va al País Vasco de viaje y se queja de lo que se encuentra en la carretera: "De Donostia a Bilbao"
Manuel se ve molesto por lo que sucedió durante sus vacaciones en el norte de España mientras hacía un trayecto de hora y media y, de vuelta a Málaga, tiene miedo cada vez que llega una carta
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Los viajes siempre son una fuente de anécdotas y recuerdos, y a veces, también de sorpresas inesperadas. Manuel, un malagueño entusiasta de los viajes, compartió su reciente experiencia en el País Vasco a través de un video en TikTok que rápidamente resonó entre sus seguidores.
En su testimonio, relata un viaje de ensueño que se tornó complicado debido a la abundancia de radares en las carreteras. Su relato no solo destaca las maravillas del norte de España, sino también las frustraciones que enfrentó en el camino.
Comenzando su relato, Manuel elogia el País Vasco, describiéndolo como un “paraíso”. Con su rica cultura, paisajes impresionantes y una gastronomía incomparable, es fácil entender por qué muchos viajeros se sienten atraídos por esta región. Sin embargo, su entusiasmo pronto se ve empañado por un inconveniente inesperado: los radares de velocidad que salpican el trayecto entre Donostia y Bilbao.
El trayecto, que debería ser un placer, se convierte en una experiencia tensa. Con su sentido del humor característico, Manuel menciona cómo, a pesar de disfrutar de la belleza del paisaje, la preocupación por las multas de tráfico lo acompaña durante todo el viaje. “Me encontré 30 radares en un trayecto de hora y media”, comenta, añadiendo un toque de incredulidad a su experiencia.
Un malagueño va al País Vasco de viaje
La experiencia de Manuel resuena con muchos conductores que han viajado en carreteras donde la señalización puede ser confusa. Un aspecto que lo frustró fue la abrupta reducción de velocidad. “Vas a 120 por la carretera y de repente, sin previo aviso, encuentras un cartel que te dice que debes reducir a 80”, explica. Este cambio repentino puede desorientar a cualquier conductor, especialmente a aquellos que no están familiarizados con la zona.
La preocupación de Manuel se vuelve palpable cuando menciona cómo los camiones lo adelantaban, dejando a un lado su propia inseguridad. A medida que describe su angustia, se puede sentir la presión que siente al intentar cumplir con las normas mientras maneja en una carretera desconocida. Es un recordatorio de que, a veces, la belleza del viaje puede verse empañada por las realidades de la conducción.
Al regresar a Málaga, Manuel se enfrenta a una nueva realidad: las cartas de multa. “Cada vez que llega una carta a mi casa, le digo a mi padre que se prepare”, confiesa. Su humor es contagioso, y su manera de contar la historia hace que el público se ría de las circunstancias que, aunque frustrantes, son parte del viaje.
Esta parte de su relato también pone de manifiesto la ansiedad que puede acompañar a cualquier viajero. Las multas de tráfico no solo afectan el bolsillo, sino que también generan un estrés que persiste mucho después de que el viaje ha terminado. Manuel se convierte en la voz de muchos que han sentido la presión de cumplir con las reglas de la carretera en territorios desconocidos.
A pesar de las dificultades que encontró, Manuel no deja de destacar la belleza del País Vasco. Su relato es una mezcla de admiración y descontento, una dualidad que muchos viajeros experimentan. Su mensaje final es claro: “El País Vasco es increíble, pero vascos, por favor, ayudadnos con los radares”.
A través de su experiencia, Manuel nos recuerda que, aunque los viajes pueden estar llenos de imprevistos, siempre habrá una lección que aprender y una historia que contar. La belleza del paisaje, la rica cultura y la hospitalidad de la gente del País Vasco son elementos que, al final, valen la pena. Sin embargo, su experiencia también subraya la importancia de estar alerta y bien informado al conducir en carreteras ajenas.