Gastronomía

El error que cometes al hacer croquetas: un ingrediente secreto que no puede faltar en tu receta

La bechamel no es la única clave de este manjar originado en Francia

Maite Fernández

Murcia - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

En el mundo de la gastronomía hay debates eternos. Seguramente el más agitado es el de si la tortilla debe llevar o no cebolla. Pero si hay un alimento que pone de acuerdo a casi todo el mundo en que es un manjar de los más populares ese es la croqueta. En el día internacional de la croqueta, recordamos que este manjar se inventó en Francia, durante el reinado de Luis XIV. Louis de Bechamel, que era el encargado de la cocina del rey fue quien inició la producción de un producto que se fue extendiendo por todo el mundo y que gusta a niños y a mayores.

Lo que sí hay infinidad de variedades, como nos explica el chef Juan Antonio Pellicer "ahora hay incluso dulces. Puedes tomarte una croqueta de chocolate o una de cualquier producto salado que te guste, porque una de las claves de este producto es una buena materia prima.

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La bechamel, primera clave

Croquetas hay de muchos tipos. Las hay incluso congeladas en los supermercados, pero una buena croqueta tiene unos cuantos 'secretos' para que sea un deleite. Todo el mundo intenta que quede crujiente por fuera y melosa por dentro. La primera claves es la bechamel. Pellicer explica que "una buena mantequilla, leche, harina, pimienta, sal y nuez moscada y ya el sabor del pescado o del jamón". No es costoso ni excesivamente largo, aunque otro de los trucos es darle la forma para que estén buenas y bonitas. Por eso recomienda hacerla a fuego lento y que quede más cremosa.

La más clásica en estos momentos es la de jamón, peor antes se utilizaban las sobras del cocido y de la comida del día y ahora se hacen específicamente de todos los sabores.

El ingrediente definitivo

El problema es liarlas. Las croquetas líquidas son las que más le gustan y por eso incorporar la gelatina que le da consistencia para darle forma y al calentar el interior se queda líquido. Solo queda un último paso y es al hacerlas. El aceite debe estar a 180 grados y si están congeladas, que a él particularmente no le gustan, no hay que echar muchas a la sartén porque se baja la temperatura del aceite y se pochan en vez de freírse, con lo se romperán.

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