La división interna en Moncloa y en la Generalitat marcará una mesa de diálogo para principios de 2022
El Gobierno de España y el catalán pretenden acercar posturas en 2022, pese a que el objetivo de la Generalitat es lograr un el referéndum y el PSOE no contempla autorizarlo
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Los diálogos entre el Gobierno de España y la Generalitat siguen su curso después de que se mantuviesen estancadas por la pandemia. La portavoz del Ejecutivo catalán, Patrícia Plaja, ha confirmado que habrá una segunda mesa de negociación entre ambas administraciones a principios de 2022, cuatro meses después de su primer contacto. De hecho, Patrícia Plaja ha asegurado que en este momento "hay grupos técnicos que están trabajando de manera discreta".
Este acercamiento será público y pretenden acercar unas posturas que en la primera reunión estaban "muy alejadas". El objetivo de ambas administraciones es dar continuidad a las negociaciones, con los nacionalistas tensando la cuerda para obtener más concesiones debido a la necesidad del Gobierno de coalición de contentar a sus socios para que apoyen los proyectos estatales. Todo esto con la aprobación de los Presupuestos tanto del Estado como de Cataluña en el horizonte.
El referéndum independentista en el horizonte
El objetivo principal de la Generalitat es llegar a un acuerdo para celebrar un referéndum de independencia en Cataluña y que también se firme la amnistía para aquellos políticos que participaron en el 'procés'. La postura del Gobierno de España rechaza estas posibilidades y pretende centrar los temas del diálogo a mejorar las infraestructuras e inversiones en el territorio catalán.
La ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, aseguró que la postura del Gobierno es "avanzar y superar una situación de fractura política y social". El objetivo del Ejecutivo central es que Cataluña vuelva a ser "el motor económico que acompañe la modernización de toda España".
La negociación deja a ERC con un papel protagonista, no solo por la relevancia de su papel a la hora de conseguir concesiones, sino también por el hecho de que debe convencer a sus socios de Gobierno, Junts, de que se sienten en la mesa de diálogo. Por otro lado, al igual que el Gobierno de España, tiene que tener aprobados los Presupuestos catalanes antes del 1 de enero, aunque para esto cuenta con el apoyo de la CUP.
El PSC actúa de nexo entre el Ejecutivo central y las administraciones catalanas. Los socialistas quieren progresar en el diálogo sobre el conflicto catalán y para ello ven indispensable que Junts tenga un papel en esta negociación. Para ello, confían en que Pere Aragonès convenza a sus socios porque la ausencia de los posconvergentes "debilita" la mesa de diálogo. Además, insisten en que ERC facilite una mesa de partidos catalanes para no excluir a nadie del diálogo.
Desde Unidas Podemos defienden que la actitud debe ser de escuchar, dialogar y llegar a un entendimiento. Desde la formación abogan por desjudicializar el conflicto catalán y acudir a las negociaciones con "voluntad de acuerdo".
Junts se retiró de la primera mesa de diálogo debido a que Pere Aragonès no aceptó los nombres propuestos por la formación al no formar parte del Govern. Este pulso convirtió la mesa de diálogo del pasado septiembre a una negociación entre partidos. Junts rechaza una negociación secreta y en la que no se establezcan plazos y su postura es la vía unilateral, al considerar que la mesa de diálogo es un instrumento inútil.
Por tanto, la mesa de diálogo de principios del año 2022 se enmarca en una situación de discrepancias internas entre los integrantes de ambos gobiernos y unos difíciles acuerdos entre ambas administraciones.