EN 'EL ESPEJO'

"Las sillas de ruedas son como sacramentos, porque transforman la vida de las personas, las resucitan"

Mons. Enrique Figaredo, Prefecto Apostólico de Battambang, en Camboya, ha participado en la Basílica de la Sagrada Familia en una celebración cuaresmal.

Amparo Latre

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Mons. Enrique Figaredo, Prefecto Apostólico de Battambang, en Camboya, el pasado fin de semana participó en la Basílica de la Sagrada Familia en un acto de comienzo de la Cuaresma titulado "Siente la Cruz 2019". 

Su testimonio como obispo misionero en un país en el que las minas han segado la vida de miles de persona siempre resulta interpelador. En los diecinueve años que lleva al frente de la diócesis se ha ganado el cariño no solo de la comunidad católica, sino de todo el mundo, independiente de las creencias, que valoran su compromiso con las personas afectadas por la guerra, sin hacer distinción de credos.

En todo este tiempo se ha hecho famosa la imagen del Cristo sin piernas que él ha popularizado como "el Cristo de Camboya": "Es un Cristo que refleja que los sufrimientos de las personas con discapacidad se unen a los sufrimientos de Cristo. Por otra parte, es un Cristo incompleto, porque le falta una pierna. Incompleto por los pecados de la humanidad, algo que en Cuaresma tiene mucho sentido. En el fondo es una imagen que invita a la conversión".

En El Espejo ha explicado que cuando él llegó a la Diócesis de Battanbang había muchas personas que no podían salir de casa, porque si habían tenido la mala suerte de pisar una mina, en el mejor de los casos se quedaban si piernas. Una de las acciones por las que Mons. Figaredo es conocido en la diócesis es por conseguir sillas de ruedas para muchos. "Un gesto que ha permitido trabajar a mucha gente y estudiar a muchos niños -ha contado-. Por esta razón, este jesuita asturiano ha dicho que estas sillas son como un sacramento, porque "han transformado la vida de muchos hombres y mujeres en Camboya, que resucitan ante la posibildad de relacionarse y de salir de su casa".

Respecto a la manera de vivir la fe de los camboyanos, el obispo ha destacado su capacidad para ir a lo esencial y para transmitir alegría: "En los países desarrollados, nos ahogamos en un vaso de agua y no somos capaces de ir a lo verdaderamente importante. En Camboya, donde las necesidades básicas no están cubiertas, la gente transmite alegría. Son una lección".

Mons. Enrique Figaredo también se ha contado cómo es su día a día en una sociedad en la que convive con personas de otras religiones y en este sentido ha destacado que se siente muy acogido, no solo por los católicos. "Allí estamos en permanente diáologo interreligioso -ha dicho-. Muchos budistas me piden bendiciones, o vienen a misa con nosotros porque quieren sentir la fuerza del Espíritu".

En clave cuaresmal ha invitado a salir de uno mismo y a tener presente que "Dios siempre es más grande que los problemas y que los pecados".