En 'El Espejo'
El obispo de Hwange explica la situación que afronta Zimbabue y por la que han protestado los obispos
Mons. José Alberto Serrano, IEME, ha contado por qué los obispos zimbabuenses publicaron una carta pastoral conjunta sobre la crisis que afronta el país africano
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A primeros de agosto, los obispos de Zimbabue publicaron una Carta Pastoral sobre la crisis que vive este país africano. Una carta que provocó una dura reacción del Gobierno, y posteriormente la solidaridad de los episcopados de África con la voz profética de los obispos al servicio de su pueblo. Uno de los obispos del país, en concreto de la diócesis de Hwange, es monseñor José Alberto Serrano, que lleva 50 años en Zimbabuee, donde llegó como miembro del IEME.
En 'El Espejo', monseñor Serrano advertía que la principal preocupación que llevó a los obispos a publicar su carta "es ver cómo se está deteriorando la situación económica en el país y la repercusión que esto tiene en la vida de la gente. La razón principal de la carta es poner el dedo en la llaga, con la esperanza de que las cosas mejoren y se arreglen. Da mucha pena el tener que decir cosas que puedan doler. A uno le gustaría mucho más estar siempre alabando y diciendo que las cosas están bien...".
El Gobierno ha acusado a los obispos, a raíz de esta carta, de haber invadido un terreno que no les corresponde como pastores: el terreno político. Ante esa acusación, el obispo de Hwange es claro: "Hay una historia por parte de la Iglesia Católica en Zimbabue. Una historia de haber denunciado cuando las cosas no andaban como debían, desde el tiempo de la colonia, a través de la Comisión de Justicia y Paz. Esto es un hecho que incluso ha reconocido el Gobierno actual también. La Iglesia ha sido la voz de los que no tienen voz. Ha sido defensora de los derechos de la gente. Y si esto se considera meterse en política, creo que es un concepto erróneo de lo que es la Iglesia y es la política".
"Cualquier católico tiene que sentir la necesidad de denunciar lo injusto y, al mismo tiempo, trabajar y procurar la justicia de la forma que pueda. Eso es algo muy exigente, porque criticar si luego tú, en tu vida, no eres consecuente, te estás echando tierra en los ojos", señala monseñor José Alberto Serrano. El misionero del IEME cree que "es misión de la Iglesia trabajar por la justicia, trabajar por el bien, cada vez más, dentro de la Iglesia y luego hacia fuera, en la sociedad en la que vivimos. Creo que es una obligación de ciudadanía: defender lo que está bien y denunciar lo que está mal".
Para los obispos de Zimbabue, la pacificación del país debe comenzar por el diálogo. "Un diálogo que sea sincero, que sea honrado, que sea inclusivo... y todo esto de cara a un cambio, a una mejora de la situación en el país. El país es rico, tiene mucho potencial: turismo, minería, agricultura. Es cuestión de honradez, de tragarnos el orgullo y sentarnos a la mesa a hablar para buscar lo mejor para el país. Dejar de lado las cuestiones personales y los intereses de partido y buscar el bien común. Esto es lo que los obispos están pidiendo", señala monseñor Serrano.
El obispo de Hwange recuerda que "la Iglesia no es un partido político ni se va a meter en decir qué hacer o cómo no hacer. Puede indicar, puede decir 'pues nos parece que por aquí, a lo mejor, podría ser...', pero ciertamente la Iglesia no tiene ningún interés ni en derrocar a nadie, ni en echar a nadie, ni en traer a nadie... Ningún interés desde ese tipo de política de partido. Sencillamente, el bien común, el bien de la gente y sobre todo, de los que más están sufriendo la situación: los pobres y los marginados".
"La carta es fruto de lo que vemos, de lo que sentimos y de lo que estamos oyendo todos los días. Ni es fruto de la imaginación, ni de que alguien nos haya convencido, ni es fruto de la oposición ni de ninguna de las razones que equivocadamente se nos achaca. Es, sencillamente, el fruto de lo que estamos viviendo constatemente en contacto con la gente. Si hablamos de una Iglesia en salida, en las periferias... me imagino que no es solamente para juntarnos y ver a los marginados, sino que será para hacer algo en pos de ellos", concluye monseñor José Alberto Serrano.