La tripulación de jóvenes que está cruzando el Océano Atlántico rumbo a la JMJ de Panamá

El proyecto se le ocurrió a un expiloto de aviación, apasionado de los veleros, a la vuelta de la JMJ de Cracovia. Lo que comenzó como un proyecto familiar, con 17 chicos y 4 tripulantes, ya engloba a 32 personas que viajan en tres barcos distintos. Es un viaje marcado por la experiencia de la fe, el testimonio de los santos y la misión. Durante la navegación todos los días rezan el Santo Rosario, la Liturgia de las Horas y dedican un tiempo a la meditación bajo la guía de un sacerdote.

El 31 de agosto, en la iglesia de Notre-Dame de Rocamadour, en el golfo de Brest, los viajeros recibieron la bendición del obispo local, y desde allí iniciaron un itinerario que bordeó Francia, España y Portugal, con dos importantes paradas: una tras las huellas del Apóstol Santiago, en Compostela; la otra, en el Santuario de Nuestra Señora de Fátima, donde colocaron en manos de la Virgen el buen éxito del viaje.

En septiembre navegaron hasta Marruecos para acercarse a la vida y el legado de Charles de Foucauld; y del 1 al 15 de octubre pasaron por las Islas Canarias para dirigirse a Dakar, en Senegal, donde los jóvenes animaron una misión. En noviembre llegaron a las Islas de Cabo Verde para comenzar la parte más extensa de todo el recorrido cruzando el gran Océano Atlántico durante tres semanas, un viaje que iniciaron el 5 de diciembre. Ya acercándose a América, llegaron primero a Barbados y luego a las Antillas Menores, donde han celebrado la Navidad. El recorrido final comenzó el 27 de diciembre, para recalar en Panamá para unirse a la JMJ.

Para estos jóvenes se trata de una gran aventura espiritual, humana y misionera. En la navegación les acompaña una hermosa imagen de Santa María La Antigua, patrona de Panamá, que les ha obsequiado el Arzobispo José Domingo Ulloa, anfitrión de la Jornada, una vez que tuvo noticia de este hermoso viaje