Antón Pazos analiza el papel de la Iglesia durante la I Guerra Mundial

En El Espejo hablamos del Congreso “La Santa Sede y los católicos en el mundo postbélico”, organizado por el Comité de Ciencias Históricas del Vaticano con motivo del centenario del final de la I Guerra Mundial. Antón Pazos es miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, del Instituto de Estudios Gallegos "Padre Sarmiento" y uno de los ponentes de este Congreso.

La primera idea que ha explicado Antón Pazos es que "los nacionalismos que explotaron en la I Guerra Mundial fueron mucho más fuertes que la solidaridad entre católicos que combatían en bandos distintos, incluso dentro de la misma nación como en el caso de Polonia". Ha añadido que Benedicto XV intentó parar por todos los medios lo que él llamaba una "inutil carnicería" para poder llegar a una paz justa, "algo que no consiguió y que fue malinterpretado por unos y otros". 

En esta contienda se enfrentaron católicos de distintos países y de alguna manera se comenzó a construir el mundo que conocemos ahora, con un papel muy relevante por parte de la Santa Sede.

"Uno de los problemas de fondo que se aprecian es que hay una reacción más fuerte a favor del nacionalismo, que de la comprensión por aquello que podría unir, es decir, el hecho de ser católicos", ha explicado.

Respecto al papel de España en la contienda A. Pazos se ha referido al gesto de Alfonso XIII, que ofreció al Papa que se trasladara a vivir a El Escorial.

Para este histotriador fue un acierto que el Papa no interviniera en la conferencia de paz: " La Paz de Versalles fue una paz desastrosa, que provocó una explosión de pequeñas nacionalidades de las que surgieron muchos conflictos y que llevaron a la II Guerra Mundial. El papa quedó al margen de eso y pudo mantener una diplomacia mucho más equilibrada durante los años de entreguerras que probablemente no habría podido mantener de haber participado en la conferencia de paz; poque habría quedado atrapado en una paz injusta".