EN 'EL ESPEJO'

Una Navidad con esperanza y sin el P. Maccalli, secuestrado en septiembre

Este año, la Navidad va a ser difícil para los Padres Blancos en Níger. Uno de ellos, el P. Maccalli lleva secuestrado desde septiembre

En su última Navidad libre, en 2017, el P. Pierluigi Maccalli invitó alos fieles a mantener la esperanza

José Luis Restán

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Ya han pasado tres meses desde el secuestro en Níger del misionero Pier Luigi Maccalli, de los Padres Blancos. No hay información cierta sobre el lugar donde se encuentra retenido ni sobre los pasos que se han dado para liberarlo, aunque el obispo de Niamey confirmó días atrás que tenía certeza de que se encontraba bien.

La misión de los Padres Blancos en Bomoanga, donde ha trabajado el P. Maccalli durante más de 11 años, se ha cerrado y los misioneros y las religiosas se han trasladado a la capital, Niamey. Los cristianos de la zona viven con angustia la falta de noticias y se preguntan cómo será su Navidad este año y cómo lo vivirá el padre Gigi.

Para mantener viva la esperanza del pueblo, sus compañeros están leyendo y haciendo circular algunos escritos del propio padre Maccalli. En 2014, el misionero secuestrado contaba que celebraría la Navidad en la nueva iglesia, aunque todavía estaba en construcción y no había puertas ni ventanas. Era lo más parecido a un establo, pero la pequeña comunidad hizo una gran limpieza general para celebrar con bailes y canciones la llegada del Niño Jesús entre nosotros”.

En la Navidad de 2017, la última que pasó libre en su comunidad, el padre Luigi instaba a no perder la esperanza: “la vida es un tejido hecho de dos hilos: alegrías y tristezas. Y recordaba que solo los pastores han escuchado a los ángeles cantar en el cielo en la noche de Navidad; pero muchos oyeron el dolor roto de las mujeres de Belén por los santos inocentes. Navidad entre lágrimas de alegría y tristeza, que se funden en un solo abrazo, en el río de la vida. Así es en una misión: experiencias y emociones fuertes que cuentan la belleza de la aventura humana que el mismo Dios ha querido compartir y abrazar... ¡No abandonemos la esperanza de que un día el desierto florezca!” Tampoco nosotros no abandonamos la esperanza de que vuelva libre entre los suyos para seguir testimoniando que Dios se ha hecho hombre y que eso lo cambia todo.

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