La anécdota de Manolo Lama y Andrés Montes en un viaje a Milán con un jugador del Real Madrid: "No sabía dónde iba"

En el universo de la radio deportiva, las anécdotas más entrañables y sorprendentes surgen muchas veces de momentos espontáneos entre los profesionales que, más allá de la información, ofrecen relatos humanos cargados de humor y verdad. Uno de esos relatos inolvidables lo protagonizaron Manolo Lama y Andrés Montes, dos de las voces más representativas de la radio española, durante una travesía que incluyó a un jugador del Real Madrid de baloncesto, Larry Spriggs.

Este curioso episodio salió a la luz en El Partidazo de COPE, cuando los locutores comentaban sobre la profesionalidad de los jugadores de élite y, de paso, relataron una historia de lo más peculiar que tuvo lugar en un viaje a Milán, en pleno corazón de Italia. El relato no solo refleja la relación de confianza y camaradería entre los protagonistas, sino que también pone de manifiesto un aspecto muy humano: la diferencia cultural y la falta de preparación de algunos jugadores en su etapa inicial en Europa.

Manolo Lama relató con tono jocoso cómo tuvo que acompañar al jugador de baloncesto del Real Madrid, Larry Spriggs, en un viaje hacia Milán. El detalle que hizo peculiar esta historia fue que Spriggs, un hombre con experiencia en la NBA, con un anillo de campeón con Los Angeles Lakers, no tenía ni idea de adónde se dirigía realmente. Según Lama, el jugador norteamericano pensaba que un partido en Milán no era algo tan especial, ya que, en su mente, toda Europa era un solo lugar, sin distinción entre países o culturas. La confusión de Spriggs llegó al punto de que no diferenció entre jugar en equipos como el Snaidero Caserta o el Armani Milano, y mucho menos en un escenario como el Estrella Roja de Belgrado.

"Él pensaba que jugar en Milán era jugar en la Liga Española. No distinguía entre los equipos", comentaba Lama entre risas. Para añadir más humor a la situación, la presentadora Helena Condis se sumó con un comentario: "Como Estados Unidos es tan grande, pensaría que Italia y España formaban parte de lo mismo. Efectivamente. Eran varios estados." La ironía del comentario resaltó la diferencia en la visión del mundo de un jugador acostumbrado a la grandeza de la NBA, donde los viajes son largos, pero relativamente más organizados y con un contexto cultural algo más homogéneo.

Un episodio cargado de anécdotas y profesionalismo

Este relato, que podría parecer trivial, esconde detrás de sí una reflexión más profunda sobre la preparación y adaptación de los jugadores que llegan desde otros países para jugar en Europa. Larry Spriggs, como muchos otros, pasó de la NBA, una liga en la que la imagen y la profesionalidad están muy marcadas, a una liga europea donde las diferencias culturales y las exigencias logísticas son notoriamente distintas. En su caso, la falta de preparación para los viajes internacionales y los detalles que muchos jugadores dan por sentados - como la necesidad de pasaporte - contrastan con la imagen de profesionalismo que se espera de un jugador de alto nivel.

Este tipo de anécdotas, a pesar de lo cómicas y desconcertantes que pueden parecer, muestran la cara menos conocida de los deportistas, aquellos momentos en que no todo está perfectamente calculado, y en los que, como en este caso, hasta un jugador de la NBA puede perderse entre fronteras.

Por otro lado, no es difícil imaginarse a Andrés Montes, su compañero de viaje en aquella aventura, aportando su característico humor y frescura en el relato. Montes, famoso por su estilo único, probablemente añadió algún comentario irónico o irrefrenable que dejó una huella en la narración. En todo caso, la complicidad entre estos dos periodistas, tanto dentro como fuera de los micrófonos, dio lugar a uno de esos momentos impagables que hacen del periodismo deportivo algo más que simplemente contar resultados.

Este relato nos recuerda también lo cercanos que estaban Lama y Montes de los jugadores, con una relación que superaba los límites del simple trabajo. Ellos estaban dispuestos a ayudar, guiar y, por supuesto, hacer reír a figuras como Spriggs, que tal vez no entendían del todo cómo funcionaba el fútbol o el baloncesto en un continente europeo que les era ajeno.