"Cada vez se van más": la preocupación de las mujeres que resisten en el campo y luchan contra la despoblación

En 'Fin de Semana' nos vamos hasta un pueblo de Ciudad Real y otro de Asturias para conocer la labor y la vida de dos mujeres que viven y trabajan en el campo

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Despoblación y poco relevo generacional. Así es, sin duda, como viven muchas personas que llevan años y años trabajando en el campo. Una tradución antigua que cada vez se mantiene menos, porque, claro, los jóvenes que nacen allí, suelen buscar oportunidades en grandes ciudades.

En estas fechas pasa desapercibido que el 13 y 14 de diciembre se celebra un congreso de Afammer, que es la Asociación de familias y mujeres del medio rural, que, por cierto, lleva 40 años intentandi romper esa invisibilidad de muchas mujeres que no paran de reivindicar su modo de vida y fomentar el empleo rural.

Ahora, se enfrentan a una Navidad con menos gente. Para conocer sus tradiciones y su labor, viajamos hasta Agudo, un pueblo de Ciudad Real, y Tineo, un pueblo de Asturias. Allí, respectivamente, se encuentran Carmen Cabrera, de 60 años y al mano de una explotación de ovejas, vacas, olivos y pistachos, y Monse Fernández, de 45 años, que tiene junto a su marido una explotación ganadera.

Ambas son muy felices haciendo lo que hacen, siguiendo una tradición que, para Carmen, no ha cambiado mucho: "el campo se ha modernizado pero la mujer sigue haciendo lo mismo". Y entre sus tareas está la de compartir el trabajo con el resto de compañeros: recogen aceitunas, restos de poda, y llevan toda la actividad de su casa, que no es poco.

Lo mismo que hace Monse, que se levanta todos los días a las 7 de la mañana, lleva a su hijo pequeño a la parada del autobús, y comienza el ordeño de las vacas. Juntas, pero, separadas, consiguen mantener una actividad milenaria.

La preocupación por un relevo generacional

Llevan toda su vida haciendo lo mismo, pero notan que van envejeciendo y que no hay un relevo en el campo. "Estamos a 100 kilómetros de Ciudad Real, si queremos algo, lo tenemos que hacer yendo allí, las carreteras no son tan buenas y poco a poco los jóvenes buscan una vida más accesible. Cada vez se está yendo más gente" nos contaba Carmen.

Algo que secunda Monse, que dice que los jóvenes suelen irse Oviedo si quieren oportunidades laborales. La excepción: su hijo mayor, que se ha quedado a trabajar con ellos. "No tenemos muchas ventajas, salvo la calidad de vida que da el campo" explicaba.

"La ventaja que tenemos en el campo no es comparable a cualquier otro trabajo...Tenemos libertad de horarios que en otro empleo no" nos contaba. ¿Su ilusión? Que el campo no se quede despoblado y siga habiendo gente interesada en trabajar ahí.

Igual que nos cuenta Carmen, que desearía poder vivir de sus productos.

Una Navidad despoblada

Se emocinan ambas mujeres cuando nos cuentan lo mucho que disfrutan de la vida rural, y de las tradiciones que tienen cuando se acercan estas fechas. Eso sí, no es nada fácil, porque al irse cada vez más gente, se quedan sin esas tradiciones al no poder llevarlas a cabo.

En ambos pueblos se cantaba por la calle, se pedía el aguinaldo, y la decoración de las iglesias y las calles era majestuosa. Se sigue haciendo y montando el Belén, pero no es lo mismo. Eso sí, se han atrevido hasta a cantarnos un villancico.

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