“La clínica de FIV me mintió y destrozó: me provocó una menopausia cuando yo podía perfectamente tener hijos”
Marina Perezagua, escritora, cuenta en Fin de Semana con Cristina su dolorosa historia con un proceso de embarazo no natural que tuvo altos costes en su salud
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Esta historia es políticamente incorrecta, lo más seguro es que no la veas en otros medios, pero en Fin de Semana con Cristina vamos a contracorriente y no tenemos miedo a relatarla.
Marina Perezagua, escritora, tuvo una desagradable experiencia en una clínica de FIV (fecundación in vitro), un método cada vez más habitual en España, de hecho el 10 % de los niños que nacen son por reproducción asistida.
Resulta que estos tratamientos son muy caros, además de dolorosos y agresivos para la salud, y lastran muchísimo la relación conyugal y pueden llegar a afectar gravemente a parejas y matrimonios. Esto es lo que llama la atención de Perezagua, quien relata su caso y lo cuenta en Fin de Semana: “En EE.UU. me dijeron que podía haber sido madre por métodos naturales, que no tenía ningún problema y que la culpa era de la clínica española porque allí me trataron con métodos anticonceptivos con la excusa de regular mi regla, en realidad era para asegurarse de que no me quedase embarazada por métodos naturales”.
Ella tenía 36 años cuando decide acudir a estos métodos: “No quería esperar y mi pareja y yo lo intentamos tres meses, muy poco tiempo, y entonces entré en una clínica para informarme. Me pusieron poco menos de imposible que con esta edad me quedase embarazada, aunque mis análisis clínicos decían que estaba todo perfectamente. A partir de ahí me enredé en el mundo de la clínica sin necesidad”.
Poca gente que el procedimiento “es muy, muy invasivo”, pero “te lo venden como si no fuera nada, me dijeron ‘hasta una aspirina tiene efectos secundarios’, una falta de ética total. Me provocaron una menopausia temporal de seis meses, se me cayó el pelo del todo, me dejaron casi inmovilizada con un desgaste enorme y, al final fue en EE.UU. donde me diagnosticaron la menopausia precoz. Llegué a no poder limpiarme los dientes sin sentarme”.
Todo ello sin contar con el desgaste emocional que conlleva a la pareja, como relata Marina: “Para muchos es un dispendio económico tremendo que implica grandes sacrificios, aparte de que para la mujer se convierte en una obsesión aunque en un principio no lo haya sido. La relación se resiente muchísimo y muchas parejas no lo superan nunca, separándose después de tener el hijo”.
Hay, incluso, pacientes que lo intentan muchas veces porque no hay regulación sobre la cantidad: “Hay chicas de 20 años que se han podido someter a diez ciclos, esto te garantiza un cáncer de ovarios en unos años y no se les explica, ellos te lo venden como si fuera una labor altruista”.
Para terminar, Marina agradece a Cristina que diga las cosas como son: “Hay compraventa de órganos, eso es así, y además ellos te intentan vender el proceso, no conozco a nadie a quien le hayan dicho ‘inténtalo naturalmente porque no tienes ningún problema’, una vez que entras en la clínica te van a insistir en que te trates. Es verdad que hay clínicas más serias que otras, pero el aparato de marketing es enorme”.