"Hay que cambiar la sensibilidad hacia la dislexia: se puede ser inteligente y no leer bien"

Montserrat García es madre de una persona con dislexia. Tras su experiencia en su etapa educativa, ha creado Glifing, un videojuego para niños con este trastorno con un 98% de éxito

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En torno a un 10% de la población sufre dislexia, dicen las estadísticas. Este trastorno en la lectura es difícil de diagnosticar y provoca que los niños no avancen como deberían en su etapa académica. Eso le pasó a Mario, hijo de Montserrat García: era un niño muy inteligente, pero una dislexia no diagnosticada le hizo sufrir en Primaria. Hasta que su madre creó Glifing.

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¿Qué es Glifing? Un videojuego. Como explica la propia Montserrat en 'Fin de Semana', "Mi hijo -y casi cualquier niño con dislexia- rechazaba cualquier cosa que fuera un libro: eran el anticristo". Así que le pusieron, a él y a otros chavales con esta alteración de la lectura, un anzuelo. Un videojuego típico en el que, a base de "carreras, tablas que tienes que relacionar, burbujas que tienes que explotar" les pasan "pantallas y pantallas de lectura, con una gráfica que se va adaptando a la edad del usuario, porque tenemos a niños de 6 años y a adolescentes de 15 o 18 años"

Los datos, desde que Glifing es una realidad, hablan por sí solos: desde 2013 y tras tres años de periodo experimental, 66.000 niños se han beneficiado de este proyecto. "A fecha de hoy, hay 36.000 niños trabajando con Glifing. La mayoría en España, pero hay muchos en Argentina, Panamá o México", dice la madre de Mario. Y el 98% de los que lo han probado han mejorado en la lectura.

El "calvario" de Mario

"Un calvario", así define Montserrat lo que vivió Mario en Primaria, cuando sus dificultades para leer ralentizaron su progreso en clase. Su madre recuerda una anécdota: "me preguntó: 'qué tengo que hacer para trabajar'. Él no quería ir al colegio, quería trabajar", quería saltarse esta etapa de la vida.

El no-diagnóstico de dislexia para Mario tiene una "disculpa", según explica Montserrat. Y es que su padre sufrió un accidente "muy grave" cuando su hijo tenía 4 o 5 años, y su diagnóstico fue de "bloqueo emocional". A punto de terminar el ciclo de Primaria, entre 5º y 6º curso, su madre, después de leer mucho sobre dificultades de aprendizaje, llegó a la conclusión de que había algo en el cerebro de Mario que "no acababa de ir bien". Esa fue su "hipótesis de arranque" para crear Glifing.

Su experiencia le ha dejado clara una cosa: "Lo que hay que cambiar es la sensibilidad hacia el tema: lo que no puede seguir pasando es que digamos que porque un niño no lee, es vago. Se puede ser inteligente y no poder leer bien. Si cambia esto, se rompe el concepto". Mientras tanto, su hijo, asegura, está "muy orgulloso" de ella. No es para menos.

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