Pedro Manzano, restaurador: “Mi trabajo es conservar la Esperanza de Triana, no volver a cambiarla”

Cristina habla en Fin de Semana con el encargado de restaurar la cara de una de las vírgenes más famosas de España

Cristina L. SchlichtingMiguel Soria

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Ni pandemias ni fríos extremos logran apagar la devoción que se vive en España hacia sus santos y sus vírgenes. Y parte de esa devoción consiste en mantener, en las mejores condiciones posibles, la iconografía así como las imágenes.

Este año se va a llevar a cabo la restauración de una de las más importantes vírgenes: la Esperanza de Triana, que fue restaurada por última vez en 1989. De ello se va a encargar el restaurador Pedro Manzano Beltrán, quien reconoce en Fin de Semana con Cristina que este trabajo “tiene su problemática e importancia, pero ha habido un estudio previo y hemos dado los primeros pasos para hacer un trabajo exitoso”.

Manzano recuerda que “la imagen, durante su vida, ha tenido diversas intervenciones, unas cuantas, que han contribuido a ir sumando y restando en la imagen original. En esta ocasión el enfoque es desde el punto de vista científico, es la primera vez que se interviene por un especialista en conservación. Hasta ahora se habían hecho por escultores. El enfoque del escultor es muy distinto al conservador/restaurador. Nuestra misión principal es el respeto absoluto por la obra original y procuramos conservarla en el tiempo igual que nos ha llegado. Hay veces en las que las intervenciones en los aspectos externos como la policromía da lugar a debates porque es lo que todo devoto ve. El trabajo bajo el vestido queda oculto pero no deja de ser importante. Aquí lo más llamativo va a ser el trabajo sobre la policromía, la abordo teniendo en cuenta el carácter devocional”.

La imagen tuvo cambios muy polémicos y los fieles criticaron varias de ellas, pero reconoce Pedro Manzano que “hoy ya se han acostumbrado”, por eso asegura que “a medida que pasa el tiempo parece que se va asimilando y aceptando. A partir de este momento no lo hago, no voy a cambiar el aspecto, la gente la conoce así y así debe seguir siendo, voy a ser muy conservador con lo que se ha hecho, no es una imagen expuesta en un museo. El aspecto que venimos a conservar es la suma que ha tenido hasta que llega a nuestros días, sería impensable devolver el aspecto que tuvo en el S. XVIII, los fieles no la reconocerían”, termina.