“OK”, “victoria”… todos los gestos de “modernos” ya los hacían los romanos y nosotros seguimos su estela

Paco Álvarez, historiador y autor de Romanos de aquí, vuelve a Fin de Semana con Cristina para demostrar que nuestras costumbres son más antiguas de lo que pensamos

Cristina L. SchlichtingMiguel Soria

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Viene por Fin de Semana con Cristina de vez en cuando un romano de Madrid que siempre intenta convencernos de que hemos cambiado muy poco desde los tiempos de la Roma antigua. Y cada vez insiste más. Él es Paco Álvarez, autor de ‘Romanos de aquí’, que nos quiere demostrar que somos mucho más romanos de lo que creíamos.

¿Nuestros gestos modernos son también romanos? “Ya lo creo”, asegura, “esto del ‘body language’ viene de antiguo. Un estudio realizado por la Universidad de las Islas Baleares en colaboración con la de Barcelona, (equipo dirigido por las doctoras María Antonia Fornés, del departamento de Filología Española de la UIB, y Mercè Puig de la de Barcelona) recoge hasta 110 gestos romanos que seguimos usando todavía, porque todavía somos romanos”.

Un momento, ¿110 gestos? Esos son muchos, por eso Paco concreta que “los gestos que consideramos básicos, como sacar la lengua, cruzar los dedos, afirmar inclinado la cabeza repetidamente, la peineta, el pedir silencio llevándonos el índice a los labios y, por supuesto, el saludo romano ya lo hacían nuestros antepasados hace dos mil años. Si acaso el llamado saludo romano, copiado por los fascistas y los nazis, posiblemente en su origen no era romano sino resulta que hispano y se utilizaba mostrando la mano abierta y en alto en los caminos para indicar a quien te cruzaras, que no llevabas en la mano un arma o un pedrolo para descalabrarle, vamos se usaba para indicar que ibas en paz”.

Entendido, los gestos son romanos, pero queremos saber el origen de, por ejemplo, el tan visto de hacer la peineta: “Pues extender el dedo corazón manteniendo el resto de la mano cerrada también significaba lo mismo en la Roma de Marcial que ahora, mandar a alguien por ahí. Se supone que el dedo así expuesto simula un pene erguido. Su origen es de burla absoluta, indicando que el interlocutor, incluso a distancia, va a entender que le estás enviando muy lejos y a que haga nada bueno. Hay un antiguo texto romano que lo corrobora: ‘¿También tú te burlas de mí, ladrón, y me muestras el dedo impúdico cuando te amenazo?’, pero también hay gestos buenos. Lo de juntar la punta de los dedos en la boca, como tirando un beso o diciendo de rechupete, los romanos dicen que lo hacían cuando entraban en un lugar sagrado, como nosotros todavía hacemos el beso (amén) al final de persignarse. Hoy hacemos este gesto más para tirarnos besos de lejos o para indicar que lo que se ha probado está exquisito o es digno de los dioses. Lo mismo da que da lo mismo”.

Y claro, no podemos ignorar lo de los ‘jevis’, lo de los cuernos: “Según los estudios, los dedos índice y meñique extendidos y el resto del puño cerrado eran también un insulto en la época romana (desconocemos si lo usaban también los ‘jevis’ de entonces en los conciertos, en cambio hacia abajo significan protección (escudo) ante el mal de ojo o un mal augurio. Parece ser que también decían como nosotros, de aquel al que le han faltado en la fidelidad debida, que le habían puesto cuernos. En cambio el gesto surfero, el shaka, con el dedo meñique y pulgar extendidos y los demás doblados, dicen que puede tener origen en los navegantes españoles de la polinesia que como símbolo de paz invitaban con ese gesto a los nativos a compartir el vino”.

Otro gesto mítico: cruzar los dedos, ¿lo hacían los romanos con el mismo significado que nosotros? Álvarez lo detalla: “Parece que también. Cruzar los dedos índice y corazón en su origen significaba ‘protección’, como en el sentido de ‘tocar madera’ o cuando ahora lo hacemos esperando que algo nos salga bien. Un gesto de lo más romano, aunque cruzar las piernas, en vez de los dedos, se consideraba de mal augurio y sobre todo no debía realizarse bajo ningún concepto delante de una mujer embarazada o en una reunión en la que hubiera que decidirse alguna cosa. Da mal fario. Lo de sacar la lengua, es antiguo que viene en el Antiguo Testamento: (Isaías 57, 4): ‘¿De quién os burláis?, ¿a quién hacéis gestos de desprecio?, ¿a quién le sacáis la lengua?’”, termina.