Walter Riso: “Negocia con propuestas e ideas, pero nunca con lo más sagrado, la dignidad”
El famoso psicólogo pasa por Fin de Semana con Cristina para presentar su nuevo libro 'El coraje de ser quien eres, aunque no gustes' y dar las claves para aceptarse
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“Para poder crecer como persona hay que ser libres interiormente: pensar, sentir y actuar según los propios valores. En la era de los likes, sin embargo, cada vez es más frecuente vivir pendientes de la aprobación externa y con miedo a mostrarnos tal cual somos”.
Esto sale de ‘El coraje de ser quien eres, aunque no gustes’ (Ed. Planeta), el nuevo libro de Walter Riso, psicólogo de referencia en España, y desde luego es una gran verdad. Parece que hoy en día mostrarte tal cual eres está mal visto sobre todo si no vas con la ideología que impera. ¿Es posible ser uno mismo cuando hay tanta gente dispuesta a censurarte y hacerte “cordones sanitarios”? Lo explica en Fin de Semana con Cristina el mismo autor: “La paradoja es que estamos en un momento histórico de paradojas, la posmodernidad. Es para mí una época de anti valores, pero es otro libro. La paradoja es que nos abrimos al mundo y se supone que a través de las redes e internet adquirimos una multidimensión e información pero la gente no funciona así. Yo me reúno con 50 personas y las 50 pensamos igual, entonces yo pongo mi yo sobre la mesa y resulta que mi autodeterminación y mi identidad personal se acaba construyendo con los otros porque pensamos igual no dejamos entrar a alguien que piense distinto, se acaba el leit-motiv de mi época, la confrontación de ideas”.
“Resulta que al final los otros construyen mi yo personal y termino en esto que es absurdo: mi validez queda en manos de otros, que son los que me validen, necesidad de aprobación”, relata Walter, que añade que “la validación no es mala, lo es la necesidad de aprobación. Vivir esperando el aplauso ajeno es absurdo y es lo que está pasando. Yo pienso que valgo en la medida que me lo dicen los demás. Las redes no son malas en sí mismas, dependen de cómo se usen, pero depender del dedo arriba es absurdo”.
“Hay una libertad positiva y una negativa”, asegura el psicólogo: “La positiva es la autorrealización, que yo pueda decidir por mí mismo, y si se logra la persona se vuelve inmune al consumismo por más algoritmos que tenga y más que traten de identificar mi comportamiento. Si tengo la capacidad del pensamiento crítico no me van a dar gato por liebre”.
Riso también diferencia “venerar” de “admirar”: “Si tengo un modelo, puedo venerarlo, lo que implica copiar, imitar, puede llevar a la corrupción psicológica. Si uno solo admira, me inspiro y creo. En uno copio, en otro creo. Cuando está en una multitud, uno puede participar en el sentido de que estoy ahí pero me puedo ir cuando quiera, o decido pertenecer. A veces son mezcladas pero la gente no te va a perdonar tu singularidad. Si tienes 100 amigos, solo 10 te van a aceptar como eres”.
Una oyente pregunta: “En el trabajo tengo miedo a discrepar del jefe y que éste me mande al paro. ¿Cómo se puede ser uno mismo en el trabajo y hacernos respetar sin temer acabar mal?”, a lo que Walter Riso asegurando que existe la palabra “asertividad”: “Capacidad de que tú digas ‘no’ sin violar los derechos de los otros y, sobre todo, cuando estás ante alguien que tiene contigo una relación de dominancia. Tenemos principios, valores, que son los que dicen a dónde hay que ir y lo que es importante para ti. Creo que no se debe negociar ni con los valores ni con los principios. Si me dicen que debo hacer determinadas cosas que afectan a mi dignidad personal prefiero ir al paro, pero es una decisión muy personal, eso sí, antes hablar con el jefe y decirle que te está tratando mal”. “Ante un jefe irracional y yo soy asertivo y le pido que no me trate mal, se va a ofender, es la relación entre amo y esclavo; esas personas insoportables… uno debe ser capaz de rebelarse y ofrecer resistencia, tienes que decidir, pero si uno acepta humillarse por necesidad, que a veces hay que hacerlo por los hijos, pero luego te miras al espejo y te sientes mal. Creo que hay principios que no se negocian. No negociaría jamás con la humillación y eso recomiendo a mis pacientes”, termina el psicólogo.