Cristina L. Schlichting: "Ánimo, no te rindas, levántate”

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Buenos días España, es 12 de abril. Feliz Pascua de Resurrección. Y tú diras: ya está ésta… ¡pues menudas pascuas que estamos pasando!...

Y es verdad, tienes razón, menudas pascuas. Millones de españoles encerrados, pasándolo cada vez peor, porque el confinamiento va pesando en el ánimo. El mundo entero viviendo una distopía, una pesadilla de película. Y en medio de todo esto en Roma, en el templo más hermoso de la cristiandad, el que diseñaron, pintaron y esculpieron los más grandes, Miguel Ángel, Bruneleschi, Bernini, un viejo de 83 años tirado en el suelo delante de un crucifijo.

Francisco ha adquirido toda su dimensión esta Semana Santa

Este papa había llamado la atención por su pobreza, su sencillez y su empeño en llegar a todos, en tratar por igual a un preso y a un presidente. Pero creo que Francisco ha adquirido toda su dimensión esta Semana Santa, en la nave vacía de la basílica de San Pedro, debajo de un baldaquino cubierto de lluvia. Celebrando un Via Crucis con presos y sanitarios en la plaza desierta, de noche. O tirado con vestiduras de color de sangre debajo de un crucifijo. Su cara preocupadísima, arrugada, era el espejo de un dolor profundo por el mundo que le ha sido confiado. Qué peso. Qué peso ser papa de este mundo enfermo, lleno de muertos, súbitamente empobrecido con una terrible crisis de millones de parados.

Y ayer por la noche se levantó, esta vez vestido de blanco. Se levantó y empezó a contar una historia. Una historia de mujeres que un domingo como hoy, después de asistir a una ejecución un viernes, acuden a limpiar al reo. Van a su tumba, a ver si pueden apañar algo el cuerpo destrozado por el coronavirus. “Para ellas, como para nosotros, -dijo ayer el papa- era la hora más oscura. Las mujeres no huyeron, ni escaparon”. Y al llegar a la tumba se encuentran con uno que les dice: “No tengáis miedo. No está. Id y decídselo a los discípulos. Que vayan a Galilea, que allí lo encontrarán”.

Así que los discípulos, fueron a Galilea, a su tierra, al norte, a la zona más verde de Israel. Cogieron sus viejas barcas de siempre, para seguir trabajando y, mientras pescaban, vieron una hoguera en la orilla y, junto a ella, a Jesús de Nazaret, el que habían matado preparándose un pescado. Pedro, el más bruto de todos ellos, se quitó la ropa de un tirón y se lanzó al agua. No pudo esperar a que la barca llegase a la orilla. Nadando llegó a tierra y lo vio. Vio que era su amigo, su Señor. Vivo. Comiendo un pescado. Bebiendo. Charlando y mirándolos.

Ayer llamé a mi amiga Ana. El viernes de hace una semana su padre, de 90 años, ingresaba en el Hospital de Móstoles con coronavirus. Ana estuvo como las mujeres del sepulcro. No le decían dónde estaba, ni podía visitarlo. Como loca, sin encontrarlo. Un cura, el capellán, le informó de dónde estaba. Eso la consoló un poco. El martes unos enfermeros les conectaron por teléfono. Pudieron, Ana y su padre, verse las caras: “¿Cómo están los niños? ¿Cómo está Alberto?” preguntaba el anciano. Gracias a los ángeles enfermeros, Ana supo de su padre. Este jueves le dejaron ir a verlo porque se moría. Otra vez los ángeles. Ayer sábado murió el padre de Ana y esta mañana de domingo lo entierran. Galilea. El padre de Ana va camino de Galilea. 16.353 personas han muerto en España.

No tengáis miedo, dijo el ángel

No es el mero optimismo. “Todo irá bien” solemos decirnos los unos a los otros. Pero nos vamos cansando… ¿cómo no estar cansados si acaban de prolongarnos hasta el 26 el confinamiento y sabemos que luego continuará, seguramente hasta mayo?

Escuchemos a ese viejo de 83 años que se ha levantado de debajo del crucifijo donde estaba tirado el viernes santo, rezando por todos nosotros.

El papa nos dice que volvamos a Galilea, con el padre de mi amiga Ana, con todos los amigos muertos. Galilea, el lugar del primer amor.Ánimo. No te rindas. Levántate.

1000 PROGRAMAS DE FIN DE SEMANA

Y en esta Pascua es fiesta también en Fin de Semana, hacemos 1000 programas, justamente hoy.

Comenzamos nuestra andadura los sábados y los domingos un 11 de septiembre de 2010. Hace nueve años. Ha sido un camino increíble, lleno de sonidos que nos han cambiado la vida.

 Y tenemos invitados especiales, porque hemos convocado fiesta a las 10.30 y vienen algunos de nuestros amigos más queridos. José Mota, Mario Vaquerizo y Santiago Segura, gente experta en sacar fuerzas de flaqueza.

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