Schlichting: "Los de Colau y Podemos exigen, otra vez, un referéndum de independencia. ¿Hay algo más cansino?"
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¡Muy buenos días, España! Es sábado 24 de junio, día de San Juan Bautista, ese ser curioso que comía insectos en el desierto, se vestía con pieles de camello y tuvo el privilegio de anunciar a su primo Jesús, que venía para decirnos que la muerte no es el final y que los últimos serán los primeros.
Felicidades a los Juanes y Juanas y descanso para todos los exhaustos que anoche en Alicante, en Valencia, en todo el Mediterráneo han saltado hogueras y realizado todo tipo de ceremonias para quemar lo viejo y desear que empiece algo nuevo. Así es el ser humano, siempre anhelando la belleza y el infinito. La tertulia de chicos se centrará en estos ritos de paso de la que ha sido la noche más corta del año, el solsticio de verano.
Hoy es tan interesante el programa que casi anunciándoos parte de lo que traemos os contamos la actualidad. En la sección de policiales, por ejemplo, analizaremos con Nacho Abad y Gaona todo lo que hemos aprendido de la tragedia del Titán, el batiscafo que se ha llevado la vida de cinco hombres.
Y estará en el programa el gran escritor Javier Cercas que se ha visto con el Papa Francisco. Cercas es agnóstico, pero envidia profundamente a su madre, que cree en la vida eterna y la resurrección de la carne, como yo. Cercas nos contará esa increíble reunión en que artistas de todo el mundo se han visto con el Papa bajo las magníficas pinturas de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina y han escuchado a Bach. Estaban el cineasta Ken Loach, la cantante mexicana Carla Morrison o el arquitecto francés Jean Nouvel. Entre los españoles, el guitarrista Vicente Amigo, el muralista Gonzalo Borondo y los escritores Cercas y Cristina Morales.
Un año de la tragedia de la valla de Melilla
Pero tanta belleza nos hace también sensibles a lo más espantoso. Hace un año unos operarios con azadas se levantaron con la fresca y empezaron a cavar fosas en el cementerio de Sidi Salem, en Nador. Las tristísimas y vergonzosas imágenes de un desierto con apenas algunos hierbajos secos, con Nador al fondo, fueron las últimas fotos del crimen de la frontera en el que murieron al menos tres decenas de personas tras la carga del Ejército marroquí contra unos dos mil inmigrantes que se lanzaron contra la valla de Melilla desde el monte Gurugú para intentar cruzar a España.
A palos y a disparos los mataron, como a perros. Y luego Marruecos los enterró a escondidas, con la complicidad de Pedro Sánchez, que no hizo una pregunta y se tragó la versión mentirosa de Marlaska. Para que las fosas tapasen a la gente sin nombre, sin una lápida, en la mayor de las ignominias. Esos cementerios bajo la luna son horribles, porque en su silencio, nunca callan. Gritan.
Entre los pocos que consiguieron saltar la valla estaba Abdul, de 19 años, nacido en un campo de refugiados. Un año llevaba vagando por la frontera y tres buscando un lugar mejor. Atrás dejó padres y quince hermanos. Cuando ve las imágenes de la tragedia de Melilla, se echa a llorar. Ahora vive en Málaga en una casa de acogida y está pendiente de que se resuelva su petición de asilo. Le contaba su historia a Juan Baño.
Cómo somos los seres humanos.
Brexit, guerra de Ucrania, adiós a las mascarillas y crecimiento económico
Ahora estamos en otras guerras, porque insisto, los seres humanos somos así. Fíjate si andaremos desnortados que las encuestas revelan que más de la mitad de los británicos que apoyaron el brexit creen que la salida de la Unión Europea ha sido un fracaso. Siete años después de votar como locos romper la Unión, un 58 por 100 de los británicos votaría hoy a favor de reincorporarse con nosotros a la construcción de la Europa Unida, la cifra más alta desde el estúpido referendo de 2016. Ahora, no te digo.
Y en la guerra de Ucrania, más follón y más muerte. Los mercenarios pagados por Moscú se han revuelto contra sus jefes. El Grupo Wagner, descontento con Putin, ha invadido territorio ruso, la ciudad de Rostov, desatando la ira del mandatario ruso, que se ha tenido que poner a combatirlos. Ahora se hacen la guerra entre ellos. Qué verdad es que la violencia engendra violencia.
En fin, también hay noticias buenas. Hoy se acaban las mascarillas en farmacias y centros sanitarios y aunque la noticia nos suena viejuna, es un alivio para muchos enfermeros y médicos, para los propios enfermos y para nuestros farmacéuticos, que hay que ver los calores y los agobios que han pasado. Gracias a todos los que nos han ayudado a pasar esta epidemia mundial que contaremos a nuestros nietos.
También hemos crecido económicamente. Un crecimiento del 0,6 por 100 en el primer trimestre del año que por fin nos ha hecho volver a los niveles económicos anteriores a la pandemia. Hemos sido los últimos en Europa en lograrlo, pero más vale tarde que nunca. Las exportaciones y el esfuerzo de nuestros empresarios han conseguido este repunte. El consumo no ha crecido, ya lo notas tú con tus esfuerzos por no gastar, pero bueno, al menos los datos macroeconómicos nos devuelven a los niveles de 2020.
Tensa relación PP-Vox
Por lo demás, seguimos en campaña electoral. Y Vox es el juguete del pim pam pum. Como el PP y el partido de Abascal andan peleados en Extremadura, las cuentas no le salen a Pedro Sánchez, cuyo principal argumento en estas elecciones es “votadme todos a mí, que viene la ultraderecha”. Pues no, no viene Vox, al menos en Extremadura y por ahora, hasta el 23 de julio. Luego ya veremos. Feijoo le ha pedido a María Guardiola que baje el tono y reflexione.
Y el otro follón lo han protagonizado los de Colau y Podemos, que exigen para incorporarse a Sumar con Yolanda Díaz que vaya en el programa, otra vez, un referéndum de independencia. ¿Hay algo más cansino?
Como el panorama es tan viejuno, Sánchez nos ha alegrado la semana con su programa de televisión entrevistando a sus propios ministros y con público amañado en un plató falso montado en Ferraz. Ha sido increíble ver a otra ministra, María Jesús Montero, entre ese público aplaudiendo como loca a su jefe. Mira, mira cómo se daban la razón Sánchez y su ministro Escrivá en el primero de los programas.
Sólo hemos encontrado un precedente a esto de montarse un espacio propio de entrevistas falsas y ha sido en Venezuela. Escuchamos a Chávez en el 'Aló presidente' charlando con Diosdado Cabello, quien fuera su vicepresidente. Sin palabras