Schlichting: "La Iglesia se ha abierto en canal y ha mostrado al mundo sus más horribles y humanas vergüenzas"
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Hoy es un día de expectativas. Mañana habrá intervención del Papa Francisco, será la clausura del magno encuentro de conferencias episcopales de todo el mundo que afrontar por primera vez en la historia la vergüenza y el dolor de los sacerdotes y obispos que abusaron de su poder y vejaron sexualmente a los más pequeños.
Hay una severísima frase de Cristo, que de ordinario se mostraba muy compasivo con las personas, respecto a los que atacasen a los niños: "El que escandalice a uno de estos pequeños, haría mejor en colgarse una piedra de molino al cuello y arrojarse al mar". Conviene tener presente esta afirmación para comprender la severidad del Papa Francisco con este delito. Ante los pasos audaces del Santo Padre muchos hemos tenido miedo. Nos hemos estremecido pensando que la Iglesia se hundiría, que perdería todo prestigio y sin embargo, queridos amigos, hay algo heroico, qué paradoja, en esta Iglesia que esta semana se ha abierto en canal en Roma y ha mostrado al mundo sus más horribles y humanas vergüenzas.
No puedo imaginar ninguna otra institución humana ni partidos de gobiernos capaces de afrontar semejantes riesgos. En el Aula Pablo Sexto se ha escuchado a una víctima escuchar como un cura abusó de ella desde la adolescencia, como concibió tres hijos y como él la obligó a abortar las tres vece. Qué dolor. Uno solo se expone así ante las cámaras del mundo entero si tiene la certeza de que la última palabra no la tiene el mal. No señor, hay una esperanza, una promesa de bien para cada víctima e incluso promesa de redención para el miserable que se arrepienta de corazón y repare en la pobre medida de lo posible su pecado.