Schlichting: "Mongolia es un sándwich entre dos países a los que no dejan entrar al Papa Francisco"

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¡Muy buenos días España! Bienvenidos a 'Fin de Semana' de la Cadena COPE. Es 2 de septiembre y te saluda Cristina López Schlichting al frente de todo el equipo que te va a acompañar en esta nueva temporada de radio 2023-24.

Servidora se ha nadado buena parte de los mares y ríos de este maravilloso país. Desde las costas de Lugo a los mares de Almería, desde los ríos de Hoyocasero, en Gredos, a las aguas de Castelldefels, en Barcelona, y ha concluido que vive en el lugar más hermoso del mundo.

Fíjate, estamos en el índice de una temporada que de aquí al próximo verano nos reserva una cadena insospechada de sorpresas. ¿Quién conoceremos este curso? ¿qué evento nos cambiará la vida? Es hermoso poder agradecer estar vivos en este septiembre que empezó ayer.

¿Recuerdas los septiembres de niño? Esos días de forros en los libros nuevos o heredados de los hermanos, de olores a goma de nata y lápices recién afilados, de estuches rutilantes y zapatones crujientes? Llegabas al cole y los compañeros habían crecido, las pieles estaban morenas y había peinados nuevos y carteras rutilantes. Es bueno recuperar ese espíritu, no demos por sabido el libro de la vida. A por ello.

La primera sorpresa ha sido ese cielo violentamente oscuro, con rayos de colores en el horizonte. Hemos vivido una pandemia, hemos vivido una Filomena de nieve, hemos vivido un verano de unos calores de aúpa y ahora rompe el cielo en tormentas. En este fin de semana, cielos cubiertos y mucha lluvia en una tormenta que hoy afectará sobre todo al nordeste peninsular, desde País Vasco hasta Cataluña y La Comunidad Valenciana, Melilla y el oeste de Baleares. La calima podría dejar en el este precipitaciones muy fuertes con barro. Parece, parece, que las serán menos intensas en Andalucía y el extremo oeste peninsular.

Visita del Papa a Mongolia

El Papa está en Mongolia, un país que casi nadie sabe señalar en el mapa. Como sólo tiene 1500 católicos -sí, has oído bien, 1500 católicos- la población de un colegio medio, nadie entiende nada. Pero hete aquí que Francisco se ha colado donde nadie lo esperaba. Mongolia es un sándwich entre dos países a los que no lo dejan entrar. Dos países gordos, cruciales, importantes. China y Rusia.

Y visto que no hay manera, el Papa se ha plantado entre ellos, en un país de nómadas con tiendas de campaña de piel en el que el catolicismo minoritario se ha convertido en un fenómeno social. Fíjate lo que ha pasado allí. El comunismo borró todo rastro de cristianismo de Mongolia, que se remontaba al siglo VII.

En 1990, tras la caída del muro de Berlín, la más antigua de las instituciones humanas empezó desde el principio, como hace dos mil años. Después de tres décadas de labor misionera ilusionada y tranquila hay ocho parroquias y 1394 fieles en un país de 3,4 millones de habitantes, en su mayoría budistas. En 1996 construyeron la primera iglesia, en 2003 consagraron la catedral y en 2004 tradujeron la Biblia al mongol. Están contentos, ayudan un montón y dicen que les ha cambiado la vida. Y ahora digo yo ¿no merece la pena ver eso? Ahora empiezo a entender a Francisco que, de paso, les dice a Rusia y a China, vosotros veréis, seguid así: los chinos pensando que todo es dinero y trabajo, y los rusos haciéndoos los fortotes y enfrascados en una guerra. Vosotros mismos, id viendo si os compensa.

Y, mientras en España, a la espera de un Gobierno

Y algo así nos pasa también a los españoles. Que vivimos en un paraíso, que somos líderes internacionales en trasplantes, y que nos empeñamos en hacer de la política lo más imposible del mundo.

Mira, todos los septiembres, ante de empezar el curso, hacemos una videoconferencia unos cuantos colegas de Europa para contarnos cómo va lo nuestro y situarnos. Bueno, el alemán ha estado hablando de la incertidumbre económica, el italiano ha explicado cosas del gobierno de Meloni y el francés, el debate que hay con las vestiduras islámicas en las escuelas.

Yo, me las he visto y deseado. He tenido que explicar que aquí dependemos para formar gobierno de Carles Puigdemont, un señor con mucho pelo que vive en Waterloo, Bélgica y que quiere el final de España. ¿Pero no lo echasteis, Cristina? ¿No se metió en un maletero de un coche y recorrió Europa tras un golpe de estado fallido y estabais pendientes de si se refugiaba en Schleswig-Holstein o en Grecia o? Que sí, que sí, aclaraba yo, lo que pasa es que aunque ha ganado las elecciones el Partido Popular no le llegan los escaños y Pedro Sánchez ha decidido gobernar con todo el arco parlamentario de ultraizquierda e independentista.

Me preguntaban los colegas que cómo va a querer gobernar a favor del país el que quiere separar al país y no he sabido decirles. También les he tenido que explicar que los precios de los acuerdos están altos. Que los de Puigdemont piden la amnistía de todos los golpistas. Los del PNV quieren que se reconozca Euskadi como nación, que lo que acaba de pedir Ortuzar ayer. Y esa reclamación del presidente del PNV, Andoni Ortuzar para que los socialistas reconozcan la nación vasca, que es una forma de decir que los ricos tienen que ser más ricos y a los pobres, que les vayan dando árnica, que para eso son de segunda y no han nacido con el RH correcto.

Y Que los de Bildu quieren poner en la calle a 200 presos con crímenes de sangre.

El TAD salva a Rubiales

Finalmente, ha salido lo de Rubiales, claro. Y he tenido que aclarar que no, que aquí no nos damos piquitos para celebrar las cosas. Que es verdad que los españoles somos cariñosos y besamos y palmeamos la espalda, pero que eso de los labios no se estila aquí, que sólo lo hacen los macarras machirulos. Tampoco nos tocamos los genitales como los chimpancés para celebrar los triunfos. Que de verdad que no, que nosotros no somos así.

El veredicto del Tribunal de Asuntos Deportivos, el TAD, sobre el beso de Rubiales a Jenny Hermoso, que ha dicho que la cosa fue grave, pero se ha negado a calificarlo de muy grave, con lo cual ahora no se le puede suspender (y al Gobierno y al ministro Iceta les ha dado un disgusto, porque querían un castigo ejemplar, justo el que Irene Montero no les da a los violadores.)

Lo dicho, conviene pasarse por Mongolia y entender al Papa.