Schlichting, sobre el estado de alarma: "Coarta nuestra libertad de expresión e impide que nos reunamos"
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Con absoluto asombro y muchísima preocupación he vivido, como tantos españoles, la ausencia del Gobierno de la cámara de los diputados en el momento de aprobar ese larguísimo estado de alarma de seis meses de duración.
Digo con preocupación, porque a los 45 minutos se ausentó con toda naturalidad y dejó la plaza desierta. Hay quien dirá que ya se sabía, que es una enfermedad y el estado de alarma es una normativa administrativa para que las comunidades autónomas puedan tomar las medidas que creen pertinentes con relación a la enfermedad. Falso.
No es eso. El estado de alarma es un instrumento que la Constitución prevé para situaciones gravísimas. Atención, en las cuales desprovee a los ciudadanos, a ti y a mí, de derechos fundamentales. El estado de alarma capacita al Gobierno, por ejemplo, para impedir nuestros movimientos libres. De acuerdo, hasta ahí podemos decir que si la enfermedad, etcétera.
Sí, pero con los movimientos libres, por ejemplo, las manifestaciones en protesta de lo que haga el Gobierno. Coarta nuestra libertad de expresión. Impide que nos reunamos. Y dirás, "bueno lógicamente. No vamos a hacer fiestas en esta época". Pero, ¿y si yo quiero reunirme con cinco, seis personas, con quince, con veinte, con veintidós, a organizar una manifestación contra los recortes en la libertad de enseñanza que se están implementando justo ahora? Pues no puedo, porque se me han recortado esos derechos.
"Inaceptable y preocupante"
Por lo tanto, ante un debate tan imprescindible, tan impresionante, cabían además dos cuestiones:
Una, que el Jefe de Gobierno estuviera escuchando lo que la oposición tiene que decir al respecto con respeto y con conocimiento de que lo que se aprueba es muy grave. Y en segundo lugar que admitiese un control parlamentario cada quince o veinte días, mensualmente, pero no que demore la cuestión a estos plazos tan largos y en su finalidad hasta mayo.
Es inquietante que un Gobierno que no tiene escrúpulos en aprovechar estos momentos de inseguridad y de pandemia para colar leyes tan graves como la de la eutanasia, el aborto, o la cuestión de la enseñanza tenga mano libre, mucho más libre con este estado de alarma. Que demuestre tal desprecio que se va de la sala, se va del Parlamento y argumentando por videoconferencia, desaparezca dejando a los diputados, nuestros representantes, con un palmo de narices. Inaceptable y muy preocupante.