Schlichting: “Podemos está fuera de sí y las fieras acabarán por devorar a Sánchez"

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Buen tiempo en la península y las islas, que luego nos repasará nuestro meteorólogo. Un buen tiempo que, queridos amigos, pone en apenas diez horas el recorrido desde las costa de África en un cayuco hasta el territorio español en las Islas Canarias. Con el mar como un plato, en el mejor momento, los mafiosos no tienen tiempo que perder. Miles de barcuchos de madera alfombran las costas de Senegal, por ejemplo, hoy vertiginosamente recogidas en una foto estremecedora en portada del diario El País.

INMIGRACIÓN Y ABANDONO EN CANARIAS

Los grandes barcos industriales pesqueros han esquilmado los fondos de la zona, no hay pesca ni trabajo y los viejos recomiendan a los jóvenes que se marchen para salvar el honor de la familia. Unos 600 han muerto ya esta temporada, a la deriva en las precarias embarcaciones.

En el otro lado, en el puerto de Arguineguín de Gran Canarias, los dos mil habitantes se ven superados en número por los que llegan. En este puerto diminuto se hacinaban las personas desde hace meses y nadie hacía nada. Hasta que llegaron a 3000 los inmigrantes y saltaron las alarmas de los medios de comunicación nacionales. En las islas afortunadas tienen la sensación de que España los ha abandonado y de que, en mitad de una crisis turística sin precedentes, no van a poder absorber esta oleada migratoria solos.

Salvamento Marítimo lleva nuevos rescatados a Arguineguín, donde continúan cientos de inmigrantes

En ese muelle, permanecen todavía cientos de persona que esperan en el campamento de emergencia de la Cruz Roja a que se les asigne un recurso de acogida, rodeados de pateras, algunas de ellas ya hundidas.

Entre el 1 de enero y este 15 de noviembre han llegado a costas canarias 16.760 migrantes y 553 embarcaciones, un crecimiento del 1019 por 100 desde el año anterior. Los obispos españoles, reunidos esta semana, recogían el clamor y la necesidad de buscar una solución para la crisis humanitaria y para los canarios que reciben la avalancha.

Y de repente, tarde una vez más, el Gobierno ha desplegado a sus ministros. La ministra de Exteriores, Arancha González Laya, ha viajado a Ginebra para pedir la ayuda de la ONU y mañana irá a Senegal, Marlaska ha sido enviado a Marruecos y Mauritania, a ver si pueden parar esta locura; José Luis Escrivá, ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ha llegado a las islas a montar campamentos de refugiados al estilo de Lesbos. lo acompañaba el de Transportes, José Luis Ábalos. Se abrirán campamentos para 7000 personas. Estamos en una verdadera crisis de chalecos naranjas y los que hemos visto los campos de Moria o Kara Tepé, sabemos que esto significa contenedores como viviendas, hacinamiento humano, alimentos y ropa para miles, una burocracia interminable para cada una de las personas y un drama que se extenderá en el tiempo y afectará inevitablemente a la imagen de Canarias.

En medio de este drama nacional, Pablo Iglesias ha metido una cuña que ha irritado profundamente a Marruecos cuando se ha puesto, en estos momentos precisamente, del lado de los saharauis, que acaban de declarar la guerra a Rabat. Hablábamos la semana pasada de esta ruptura del alto el fuego de 1991. Pues no se le ha ocurrido otra cosa que pedir el referendo que molesta a Rabat. Un asunto que apoyamos tradicionalmente en España, pero que es torpe enarbolar ahora. Para qué queríamos más. Claro, la ministra de Defensa. Margarita Robles, lo ha criticado y ha afeado que un vicepresidente estorbe la política de su propio Gobierno.

Y ¿qué ha pasado? Pues que la mano derecha de Pablo Iglesias en la secretaria de Estado de Agenda 2030, Ione Belarra ha cargado contra Robles y ha escrito en tuiter que es la “ministra favorita de los poderes que quieren que gobierne el PP con VOX”. Estos de Podemos están fuera de sí y la culpa la tiene Pedro Sánchez, que ha echado de comer a las fieras, que acabarán devorándolo, como empiezan a denunciar en su partido.

CASO NEURONA

Si la semana pasada hablábamos de los acuerdos vergonzosos con Bildu, esta semana el foco ha estado en los tribunales, donde el juez Juan José Escalonilla investiga el caso Neurona, los oscuros nexos de Podemos con los círculos chavistas, que una y otra vez rebosan de las letrinas del partido. Se trata de la contratación de una empresa mexicana para hacer trabajos que nunca existieron en la campaña electoral de Podemos.

La mano derecha de Pablo Iglesias, Juanma del Olmo, ha declarado que no vio nada raro en la empresa. Y que “firmó el contrato por la red social Telegram”, sin conocer al dueño de Neurona, César Hernández. Ya es raro que te pasen un contrato por un equivalente a wasap, una red social de internet… pero si el negocio es del entorno chavista, directamente huele mal. Neurona recibió contratos millonarios de gobiernos de izquierda radical en varios países de america del sur, en particular del ejecutivo boliviano de evo morales. Si es que ya sabemos de dónde salen estos y su dinero.

Trazar acuerdos con gentes como Bildu o Podemos tiene riesgos que, ahora, pagamos todos los españoles. Veremos cómo acaba lo de Marruecos y las migraciones.

LEY CELAÁ

En la opinión se está instalando un gran desasosiego, que ya no distrae ni la preocupación por la pandemia del coronavirus y el obligado confinamiento. Mañana se va a montar una muy gorda contra la Ley Celaa en muchas ciudades. La gente va a salir con el coche a las once y se va a manifestar como puede, porque la ley ha pisado todos los callos.

Los de la libertad de enseñanza, los de la educación especial o los de la defensa del castellano como lengua vehicular, que ha movilizado hasta a Alfonso Guerra. No hay más que echar un vistazo hoy a la portada de ABC. Es una “canallada inmensa” dice Fernando Savater. “Un genocicido cultural de un gobierno de imbéciles” señala Jon Juaristi. Un ataque a los “más desfavorecidos” y contra la igualdad, afirma Carmen Iglesias. Un golpre a una d elas vigas maestras de nuestro país, dice el que fuera ministro de Cultura de Zapatero, César Antonio Molina. Mañana seguiremos muy de cerca estas manifestaciones.