Cristina sobre las protestas de Valencia: ¿De verdad es el momento de enviar policías al hospital y destinar operarios a arreglar los desperfectos del Ayuntamiento y borrar pintadas?

La directora de Fin de Semana aborda las noticias políticas más importantes de la semana y otros asuntos de actualidad

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¡MUY BUENOS DÍAS ESPAÑA! Que te estábamos esperando. Esto es Finde Semana de la Cadena Cope y todo el equipo que te acompaña sábados y domingos de 10:00H a 14:00H te saluda en este día de San León, que falta nos hace la fuerza y la resistencia de esta fiera. Soy Cristina López Schlichting. 

Tiempo tranquilo, sin grandes cambios en las previsiones meteorológicas. Probables precipitaciones en Baleares, el Ampurdán de Cataluña, Galicia, Cantábrico, alto Ebro y norte de la cordillera ibérica, también en el Pirineo. En el resto del país, cielos pocos nubosos. 

Hoy siguen los entierros. Por ejemplo el de Juanito, 34 años, que tendrá lugar en Letur (Albacete) a las 12:00H. Su madre, María Dolores Marín, se ha hecho famosa por exigir la dimisión de Pedro Sánchez por inoperatividad. Es normal que la gente esté enfada e impotente. Ojalá hubiésemos dado alertas en los móviles, ojalá el ejército hubiese estado en la zona en el minuto cero, ojalá que hubiese habido un mando único con el presidente a la cabeza y el estado de alarma permitiendo todos los recursos del Estado. Esta impotencia la expresa Francisco López, de Chiva en un mensaje muy explícito a nuestro programa.

El problema es cuando la indignación social nos hace inoperativos. ¿Os acordáis de los atentados de Atocha? Nos dividimos en dos bandos y nos enfrentamos como siempre, y las energías se canalizaron en una batalla política intestina. Nos habían agredido desde fuera y les hicimos el trabajo sucio de debilitar el país.

Ahora corremos ese peligro. Ayer, 130.000 personas según la delegación del Gobierno se manifestaron en el centro de Valencia. La convocatoria era de los partidos nacionalistas de izquierdas que habían perdido el Gobierno de la región tras la llegada del PP. Una parte de los manifestantes intentó asaltar el Ayuntamiento, lanzó objetos contra la fachada, destrozó vidrieras y quemó la puerta con una bengala. Las cargas policiales dejaron 31 agentes heridos. Treinta y un agentes heridos. Hay cuatro detenidos. ¿De verdad esto es civilizado después de la desgracia que hemos sufrido? ¿Se busca una mejora de la situación?

Nadie defiende ni alaba que Carlos Mazón, hasta las seis de la tarde del día de marras, estuviese comiendo con una periodista para ofrecerle la dirección de la televisión local, sin percatarse de la gravedad de lo que ocurría. Pero es que, al día siguiente, cuando ya el Parlamento de la nación estaba de luto y cortó las sesiones, Pedro Sánchez mantuvo en el congreso la votación para asegurarse el control político de la radio televisión española. Si uno no se pispaba el martes, el otro, el miércoles, pasaba. Y recordemos lo que el presidente dijo el sábado, cuatro días después de la desgracia sobre las ayudas a la Comunidad Valenciana: "Si necesitan más recursos, que los pidan".

      
             
      

Francamente, no me parece el tiempo de manifestaciones. Yo comprendo que no toda Valencia puede ir a sacar barro, pero tampoco es momento de alborotar las calles. La alcaldesa de Valencia ha hecho público en las redes un mensaje tristísimo, que debe hacernos reflexionar: “Somos un municipio afectado y estamos destinando muchísimos recursos y medios para ayudar las pedanías y municipios que siguen sufriendo los efectos de la tragedia”. ¿De verdad es el momento de enviar policías al hospital y destinar operarios a arreglar los desperfectos del Ayuntamiento y borrar pintadas?

Todas las cabeceras abren hoy con la manifestación de ayer y es una lástima que el protagonismo no sea para los miles de voluntarios, para los entierros, para bomberos y soldados, para las familias que reconstruyen sus casas.

Entretanto, en Gilet, también en Valencia, se ha producido un suceso lamentable que nada tiene que ver con las inundaciones. Un hombre, probablemente trastornado, saltó la valla del monasterio de Sato Espíritu del Monte y agredió a los frailes franciscanos. Entro en las habitaciones gritando que era Jesucristo y golpeándolos. Cuatro de ellos han tenido que ser ingresados y uno de ellos, un anciano de 76 años, está en estado crítico, tanto que ayer se publicó que había muerto.

      
             
      

Y los políticos siguen en su batalla. Tras dos meses de calma en el seno del nuevo Consejo general del poder Judicial, cuatro de las salas del Tribunal Supremo están en liza y de nuevo se teme el fantasma del bloqueo. El PSOE quiere imponer a dos magistradas, Ana Ferrer y Pilar Teso, por la influencia que sus decisiones podrían tener tras la imputación del fiscal general del estado, Álvaro García Ortiz, que filtró datos del novio de la Isabel Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, y la previsible diputación del ex ministro José Luis Ábalos. Mañana lunes termina el plazo para la presentación de candidaturas y Bolaños se mueve con celeridad.

Por su parte, el PP critica la candidatura de Teresa Ribera como vicepresidenta del Gobierno de la Unión Europea. Consideran que la ministra está manchada por la gestión de la catástrofe de las inundaciones, como ministra de Transición Ecológica y responsable última de las confederaciones hidrográficas. El partido de Alberto Núñez Feijoo argumenta que lo que no ha dado buen resultado en España no debería ser la baza para la Comisión Europea. Teresa Ribera, que está la gresca con Mazón acerca de si uno u otro se atendió por teléfono el martes de las inundaciones, se enfrenta el martes al examen del Parlamento Europeo, que tienen que votar su cargo.

Y el martes, también, el presidente Biden recibirá al ganador de las elecciones norteamericanas, Donald Trump, en el comienzo de los traspasos de poderes. Mientras, Trump se mantiene en silencio y cierra el grupo de los colaboradores más estrechos para el nuevo gobierno, las cancillerías internacionales se preguntan si las políticas del nuevo gobierno incluirán deportaciones en masa o nuevos aranceles para los productos extranjeros, entre ellos los españoles.

      

Hay dudas también sobre el papel que EEUU asumirá en el futuro en instituciones tan cruciales como la Alianza Atlántica o las Naciones Unidas. De su buena relación con Putin y una primera llamada cordial con Zelenski ha nacido una esperanza de que tal vez medie en el conflicto de Ucrania.

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