Cristina López Schlichting: “En hipocresía, Sánchez sí tiene tesis”

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“Buenos días, España. 

En este día con un viento tremendo en la mitad norte, una tormenta que luego nos explicará nuestro Jorge Olcina. Y una tormenta que se extiende a la política nacional y la europea. Porque en Europa, para empezar, hemos perdido y ganado. Perdido un miembro de la Unión, q ue saldrá ya definitivamente de la UE, el 31 de enero. Es el final de un sueño de integración y hermandad que nació tras la tremenda Segunda Guerra Mundial, que batió duramente a los ingleses. Por primera vez se va alguien del barco y se demuestra que esto tiene marcha adelante, pero también atrás. Seremos menos y seremos más débiles y eso nos afecta a todos. Y peor lo van a pasar los británicos, que tienen un complejo de superioridad tan grande que creen que estar solos en la aldea global es el método para ser más fuertes. El nacionalismo sopla con fuerza por todas partes y nada mejor para entender por dónde va el huracán que valorar la felicitación que ha mandado Donald Trump a Londres y el acuerdo económico que ha ofrecido. Él, que también se separa de Europa, que nos pone aranceles al vino y el aceite de oliva y que va por libre en lo de la contaminación del planeta, se alegra de que Europa sea más débil. La parte buena de todo esto es el final de la agonía. Estamos tan hartos del tira y afloja de los británicos que al menos podremos dedicarnos a nuestros asuntos y cerrar el capítulo de su salida, que hay que ver la lata que han dado.

En fin, los ingleses no lo tenían fácil. La elección era envenenada. Por un lado, el candidato de izquierdas podemita, con un discurso neomarxista chavista, más antiguo que la tos y por otro, el Benny Hill mucho más simpático e hiperbritánico, con perro, devoción a la Reina y las tradiciones, que encarna ese sueño de todo los pueblos de ser definitivamente especiales y distintos. Era difícil elegir y en el pack del populista Johnson iba la salida inmediata de la UE. Aquí hablaremos con ingleses que nos dirán cómo lo ven.

La tormenta en España es lingüística, o lo parece. Va de aprender idiomas, concretamente la lengua de la hipocresía, en la que Pedro Sánchez apunta méritos de por sí. Se trata de hablar más o menos como Oriol Junqueras, otro santón nacionalista, que se ha expresado en el diario La Razón desde la cárcel. De correveidile entre uno y otro, de maestro ciruela, está Iceta, el del PSC, que va dictando al presidente en funciones lo que hay que decir.

Lo primero que pidió Esquerra Republicana fue dejar de hablar de golpismo o de traición a la Constitución. Bueno, el presidente ya no hace otra cosa que hablar de “conflicto político”, como les gustaba a los etarras y, desde ayer, ha borrado la Carta Magna del discurso y se refiere ambiguamente a permanecer dentro del margen jurídico, como si salirse de ello no fuese, simplemente, un delito.

En segundo lugar, Esquerra pide una mesa bilateral entre el estado español y el catalán, y ojo, Iceta presumía de ello en Cataluña Radio. Inmediatamente después el diario El País recogía esta aceptación del Partido Socialista de la llamada Vía Pedralbes.

Así que va todo sobre ruedas, excepto para España. Es difícil explicarle a los amigos extranjeros que el Gobierno en funciones de la nación esta planeando con los golpistas que están en la cárcel un Ejecutivo para romper las razones por las que entraron en la cárcel.

Como la cosa es tan difícil, en el PSOE se finge escándalo. Digo que se finge porque los barones -algunos barones- protestan, pero aquí nadie da un portazo y dimite.

Los que han pataleado han sido el presidente Lambán de Aragón y Page, de Castilla-La Mancha. El detonante ha sido una frase bruta del castellano, que comparaba las negociaciones con el sexo más difícil.

Francamente, se me ocurren formas más señoriales de expresión en la tierra de El Quijote. Lambán se sumaba.

A Iceta le dio un ataque y, de manera bastante más fina, todo hay que decirlo, les reprochó que ambas declaraciones eran poco respetuosas y muy inoportunas.

El último capítulo ha sido de Page y Lambán, que le contestaron que sobre España han de hablar todos los españoles y todo el PSOE y que no puede ser que el supremacismo del independetismo catalán se imponga hasta en el partido Socialista. Escuchamos a Lambán

De poco les va a servir a los dos barones. El pescado tiene toda la pinta de estar vendido y ellos van a quedar como el tonto útil, que demuestra a los votantes que ser socialista no significa colaborar en este pacto con ERC y que proporciona por lo tanto una coartada para que se siga votando al PSOE haga lo que haga Pedro Sánchez.

Al final, hacedme caso, va a pasar lo que planea Esquerra. Oriol Junqueras sabe que la independencia se ha forzado, que hay que esperar todavía un poco, a que los chavales que se forman en el rencor en las escuelas estén en edad de voto, y que entretanto interesa un tripartito con el PSC y los comunes en Cataluña, más pasta para pagar medidas nacionalistas e ir fraguando una España confederal donde cada parte tenga derecho a su soberanía, rompiendo el acuerdo de la transición.

Y a eso vamos, si el Pdcat de Torra no lo impide. Por eso es crucial esperar a la decisión del Tribunal de Luxemburgo que el próximo día 19 tendrá que decidir si Junqueras tiene inmunidad parlamentaria. Si eso ocurre, Puigdemont se acogería también a la posibilidad de hacer campaña y adelantaría las elecciones catalanas. Eso dinamitaría definitivamente los pactos con el PSOE, porque ERC no puede ganar a un Junts per Cat más identificado con la ruptura y el independentismo.

Un horror, qué queréis, España es ahora más España que nunca. Cada uno tirando por su lado, un traidor intentando aprovecharse de la situación y nosotros pensando que lo mejor es celebrar las Navidades en familia y con fiesta, que es lo que nos hace soportar nuestra extraña, atrabiliaria, triste Historia nacional.

Lamento no tener mejores noticias”.

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