Cristina L. Schlichting: "No somos tan poderosos ni estamos tan seguros como creíamos"

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¡Muy buenos días España! Hace frío, a pesar de la primavera, muchos hogares tienen la calefacción en marcha, y es que la nieve ha hecho su aparición y hoy lloverá en muchas partes de España. Jorge Olcina, nuestro hombre del tiempo, nos dará luego los detalles.

A partir de mañana aplaudiremos a los sanitarios con luz, porque hoy se cambia la hora. Esta noche, las dos serán las tres, no lo olvides, no te vayas a perder la primera hora de nuestro programa mañana. Se duerme una hora menos, que supongo te da igual, puesto que estás en casita, pero al menos es un signo de que la vida continúa a pesar del coronavirus y que antes o después tendremos que poner el país en marcha. Para entonces, conviene que nuestras empresas tengan toda la ayuda posible. Y como si el Gobierno no estuviera torpe, como se ha demostrado esta semana con el ridículo grave de la compra de tests de coronavirus averiados, ahora Podemos mete de nuevo el hocico y dificulta las cosas.

Pablo Iglesias se ha impuesto a la ministra Nadia Calviño y se han prohibido los despidos mientras dure la crisis. Y tú dirás, como yo, “qué buenos son los de Podemos, como piensan en los trabajadores”. Nanai de la china, éstos sólo piensan en subir en las encuestas. Vamos a la realidad. La realidad es que la mayor parte del empleo español se genera en las Pymes, las pequeñas y medianas empresas, no en los grandes consorcios, que tienen músculo para aguantar.

Y vamos ahora a una tienda, que ha cerrado y va estar meses sin ingresar. Y a ese dueño que no tiene colchón y que, al final, tendrá que cerrar. No es tan difícil de entender, despedir menos genera en esta circunstancia más paro y una desarticulación del tejido productivo.

Los moraditos intentan sustituir la realidad, el pan pan y al vino vino, por la propaganda. Ése es el problema. Están tan distantes de lo que pasa en la calle, y tan ocupados en transformar el mundo en su utopía, o distopía antigua y colectivista, que no saben gestionar, afrontar ni resolver los problemas reales. La consecuencia es que no se resuelve el sufrimiento de la gente, sino que se alarga e incrementa.

Tenemos Gobierno, pero hemos hecho un pan con unas tortas. Porque hay que ver la lata que están dando. Que si centralizarlo todo, para estatalizar las cosas; que si fabricar nosotros las mascarillas en lugar de importarlas, como si eso ahora fuese prioritario, y, ahora, que si poner trabas a las empresas. Menudo grano tenemos.

El Gobierno ha confirmado ayer cinco medidas para el nuevo confinamiento hasta el 11 de abril, que podría alargarse.

Uno, centralizar las residencias de ancianos privadas. Dos, restringir las fronteras. Tres, fabricación nacional de productos sanitarios. Cuatro, refuerzo del apoyo del Ejército y, cinco, facilitar a las Autonomías el reparto a domicilio de los recursos a personas mayores.

El Ejecutivo se reserva la posibilidad de paralizar transportes e industrias si el número de enfermos no baja y el pico no se alcanza. También, lógicamente, la prolongación del confinamiento. En caso de mejora de las cifras, habría una paulatina incorporación a la normalidad, con toda la población dotada de mascarillas y elementos de precaución. No ha ayudado a cimentar el aguante de la gente la desconfianza sembrada cuando se ha mentido. Resulta que los tests averiados comprados por el Gobierno no son los 9.000 que se dijo al principio, ni los 50.000 que se admitió después, sino 650.000, que hay que devolverlos. ¡Y el personal sanitario, los funerarios y las residencias sin el material! Qué panorama.

En Madrid ya han decidido ampliar la Morgue instalada en el palacio de Hielo al edificio del nuevo Palacio de Justicia. También la Generalitat de Cataluña ha anunciado la habilitación de espacios, al margen de las salas de velatorios y cementerios.

En Cataluña, la Ume, la unidad militar del Ejército ha empezado a desinfectar residencias de menores y de ancianos. Es el caso del ayuntamiento de Olesa, cerca de Barcelona, donde han muerto 16 personas, 14 de ellos ancianos de las residencias. La corporación municipal solicitó la ayuda, pero la CUP y el Bloque han votado en conta diciendo que no hay que militarizar Cataluña sino sembrar la paz. El PSC se abstuvo en la votación. Otro ejemplo de lo que no es afrontar la realidad, sino inventársela.

Sobre la realidad de la vida habró ayer de forma impresionante el Papa, en una excepcional bendición al mundo, realizada desde Roma en una impresionante Plaza de San Pedro desierta y lluviosa. Francisco ha señalado que no somos tan poderosos ni estamos tan seguros como nos creíamos.

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El Papa Francisco señalaba que no somos tan poderosos ni estamos tan seguros como nos creíamos

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El papa recogió la impresión de muchos millones de personas que están descubriendo que, más allá de las prisas, la ansiedad por el futuro, la producción y el ganar dinero, lo que importa verdaderamente en la vida son otras cosas.

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El Papa recogió la impresión de muchos millones de personas ya que más allá de las prisas están otras cosas

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Es curioso, porque esta detención obligatoria de los ritmos de siempre, donde nuestros proyectos y planes e han cancelado y no sabemos ni siquiera por cuánto tiempo, nos ha obligado de repente a dejar de mirar al pasado, que ya no existe, o al futuro, que tal vez no llegue y nos ha puesto en el presente, en la verdadera realidad del tiempo y de nuestra vida.

Quizá deberíamos vivir siempre así, con esta sensibilidad hacia el dolor de los otros, con este realismo sobre nuestra fragilidad, con esta capacidad de renunciar a lo superfluo para salvaguardar lo más profundo y verdadero de nosotros y nuestras familias. En la tertulia de chicos abriremos debate hoy sobre esta cuestión de si seremos diferentes después del coronavirus.

Precisamente la sensación de fragilidad nos ha embargado ayer con la muerte de un hombre de 48 años, un esforzado trabajador, que había colaborado al comienzo de esta crisis con el aislamiento en uno de los primeros focos, en la localidad riojana de Haro. El teniente coronel Jesús Gayoso, jefe de los Grupos de Acción Rápida de la Guardia Civil, que se hicieron imprenscindibles en la lucha contra ETA, ha fallecido de coronavirus. Tenía 48 años y deja mujer y dos hijos. 

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Cristina L. Schlichting: “No somos tan poderosos ni estamos tan seguros como creíamos

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