Fin de Semana

Schlichting: "80 años después de la guerra, otra vez los prejuicios"

01 sep 2019, 10:30 - 3 MIN

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Muy buenos días España. Comienza el mes de septiembre con chubascos y cambios de tiempo que nos detallará nuestro hombre del tiempo, Jorge Olcina. Estrenamos mes, estrenamos temporada de radio (que mañana debuta ese mozo, Carlos Herrera) y comienza un nuevo período lleno de incógnitas, sorpresas, encuentros y cambios. ¿Qué te deparará este curso 2019-2020? Es fascinante recoger el desafío de este regalo de días y meses. El ser humano está hecho para empezar, estrenar. Hay una correspondencia entre nuestra persona más íntima y esta oferta, que se abre ahora ante nosotros. Acojamos lo que viene con inquietud y curiosidad.

Cuidado con los coches en la vuelta, en plena operación retorno de este día 1 de septiembre de 2019. La jornada nos trae repiques de ese otro 1 de septiembre de hace 80 años exactos, en que las tropas alemanas invadieron Polonia y desataron la Segunda Guerra Mundial. Un otoño cruento, inimaginable en la actual paz europea, que depararía entre 60 y 100 millones de muertos y dejó el continente sin hombres jóvenes.

Y el fin de semana en que conmemoramos este terrible suceso resulta que Gran Bretaña sale a la calle en multitud de manifestaciones para protestar por el Brexit duro. Como sabéis, su primer ministro, Boris Johnson, ha decidido conminar a la Reina a cerrar el parlamento durante cinco semanas para que la oposición no impide la salida de la Unión Europea. Un Brexit duro significa problemas aduaneros, inseguridad, destrucción de empleos, guerra comercial. Es una falta de responsabilidad que viene motivada por el deseo de este señor de hacer carrera política y que desprecia ese 48 por 100 de votos británicos a favor de la permanencia en la UE.

En este domingo, a la vez, recordamos el aniversario de la Guerra Mundial y, lamentablemente, constatamos que muchos de los vicios que se padecieron en los años 30 están aquí otra vez. Del desastre de la guerra nació la Unión Europea, fruto de la amistad de una serie de hombres (Adenauer, De Gasperi, Monet, Schuman) que apostaron por su amistad por encima de los bandos. Que subrayaron lo que une a los europeos por encima de lo que les separa. A saber, el nacionalismo exacerbado, incapaz de ver en los demás un bien. Los racismos. Los regímenes personalistas y populistas. ¿Cómo es posible que no hayamos aprendido que las naciones y los pueblos no son un absoluto? ¿Que la unidad es mejor que la disgregación? Ahí están el Brexit o las pretensiones de los secesionistas catalanes. ¿Cómo hemos podido creernos que las otras razas o pueblos son peores? ¿repetimos el error judío? ¿Es que de verdad vamos a creer en los nuevos hombres fuertes, los mesías que prometen que lo van a solucionar todo?

Hacen falta hombres sencillos, capaces de pactar y construir, de comprender que las cosas no son perfectas, pero que descendemos de una pasado que merece la pena conservar y vamos a un futuro que es una responsabilidad hermosa.

En España también se advierte este desconcierto. Seguimos sin Gobierno y, lo que es peor, sin urgencia de él. Con toda probabilidad vamos otra vez a elecciones y el tiempo pasa y los problemas se acumulan. La estrategia de Pedro Sánchez es ir laminando el suelo bajo los pies de Pablo Iglesias, para golearlo en unos posibles comicios del 10 de noviembre. Muy astuto. Pero sencillamente descorazonador para la gente. Hoy se fotografía profusamente nuestro presidente en funciones en El País, en una entrevista en la que no añade nada, pero cuyas fotos son hermosas, apolíneas y superficiales. Un modelo de ropa masculina. Simple imagen.