Schlichting: "No es de sentido común mercadear con el Open Arms, mientras avalanchas cruzan mares y fronteras"

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Muy buenos días España. Vuelve lentamente la vida a las ciudades y los pueblos. Desde el jueves pasado regresan los españoles a sus casas, y aquí está Fin de Semana para acompañaros. Primero, con la amable y cascabelera Rosa Rosado, ahora con Cristina López Schlichting en esta portada de la vuelta de Carlos Herrera el lunes. Ya está todo el equipo preparado para acompañarte en un retorno que se espera que culmine este último sábado y mañana, 1 de septiembre, con 4,8 millones de desplazamientos. Cuidado con las carreteras. Es mejor y más divertido escuchar Fin de Semana en un atasco que arriesgar la vida.

Hay noticias pequeñas que a veces pasan desapercibidas. Esta semana ha sido la muerte de un chaval, el “comandante chikitín”. Un adolescente mexicano de 16 años que tenía aterrorizada a la ciudadanía, Juanito Pistola lo llamaban también. Como miles de niños abandonados y desarraigados en Suramérica, Juanito fue reclutado por las mafias criminales, en concreto por el cártel del noroeste, y se inició en el crimen en la infancia. Con doce años se dejaba retratar con un fusil y su plusmarca de criminalidad, su capacidad de matar despiadadamente lo hizo acreedor de un rap que puedes encontrar en internet. En el estado de Tamaulipas la policía cercó por fin al comandante chikito y el tiroteo ha sido tan intenso que decapitó al adolescente. En Hispanoamérica las bandas de chicos asilvestrados, que viven en alcantarillas y chabolas, que campan salvajemente y aterrorizan con impunidad, son un cáncer social. En Brasil, por ejemplo, se ha llegado a tolerar su “caza” por parte de los ciudadanos, hartos de su delincuencia, que los matan de noche y dejan sin más en la calle.

Estas vidas sin valor, arrojadas a la nada, dejan una honda pregunta en el corazón. Y la vez, una agradecimiento porque entre nosotros hayamos erradicado la compraventa de menores o de virgos, la corrupción general de las policías, la venta de gobiernos. Nos recuerdan el inmenso privilegio de vivir en la zona más desarrollada del planeta. Nos permiten dar gracias por un sistema legal que nos protege, unas instituciones que funcionan, una red social que nos garantiza la sanidad, la educación, los recursos sociales.

Quince inmigrantes del Open Arms llegaron ayer a Cádiz -tras ser recogidos por el buque español “Audaz”- en medio de una alharaca periodística notable. En Ceuta, casi a la vez, un asalto durísimo a la valla dejó once guardias civiles heridos y más de 150 emigrantes en el centro de acogida local, ya desbordado. Los asaltantes más violentos atacaron con garfios y ácido y algunos permanecieron cuatro horas en lo alto de los alambres y fueron bajados con grúas.

Los dos episodios -y el debate parlamentario de esta semana, en el que las izquierdas se enfrentaban con hipocresía sobre el supuesto abadono de los emigrantes del Open Arms - ponen de relieve el absurdo que vivimos. Asistimos a una gran migración planetaria de raíces perfectamente explicables. En este nuestro mundo el dinero es lo más importante, pero no abunda en muchos lugares. De África, Asia y Suramérica vienen millones de personas que envidian el bienestar de los países ricos y huyen de episodios como el del comandante chikito. Y es muy difícil regular el tránsito, porque la urgencia es grande y la mayoría de los que vienen son varones jóvenes determinados a prosperar.

Podemos cabrearnos por el hecho o colaborar a hacer todo esto con el mayor sentido común posible. Y no es sentido común mercadear políticamente con minorías migratorias del Open Arms mientras avalanchas ingentes cruzan los mares y fronteras. Salvar a los que las mafias condenan al mar es pura compasión. Pero menos exageraciones y barcos militares, que lo que urge son centros de formación de menores sin tutelar, albergues y propuestas de asentamientos poblacionales que permitan convivir en paz con la nueva gente joven que repara -ya es hora de decirlo- la incapacidad Europea para reproducirse. Es urgente un plan nacional de inmigración.

Hoy, en la tertulia de chicos de las once, José Miguel Gaona, Pedro Martínez, Pablo Herreros y Césal Calderón van a abordar las contradicciones en este debate migratorio. El silencio del Gobierno en funciones sobre el asalto a la valla. La conveniencia o no de eliminar las crueles concertinas, como acaba de anunciar el ministro Marlasca, y el efecto llamada que ello pueda suponer.

Mientras España sigue sin Gobierno, nos acucian problemas reales como éste. Se desarrolla una migración mundial que exige soluciones.

Bienvenido a este programa que pretende entretenerte e informarte y a esta nueva temporada llena de sorpresas, encuentros y oportunidades.

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Escucha el monólogo de Cristina López Schlichting del sábado 31 de agosto de 2019

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