Schlichting, sobre las protestas: "La calle parece dispuesta a mantenerse en apoyo a los jueces y el estado"

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¡Muy muy buenos días España! Es domingo 19 de noviembre y el tiempo es suave y poco nuboso en la mayor parte del país. Va cambiar esta semana, ojo, como nos advertía Jorge Olcina.

Éxito total de la manifestación en contra de la amnistía para los separatistas que intentaron un golpeen Cataluña en 2017. “No en mi nombre, decía el lema de la convocatoria, ni amnistía ni autodeterminación, por la libertad, la unidad y la igualdad.

Impresionante la respuesta de la ciudadanía. La guerra habitual y ridícula de cifras ha quedado aplastada por las imágenes. Los organizadores se acercan al millón, el Gobierno dice que no llegaban a doscientos mil, pero Madrid, desde el aire, era una masa de gente que se extendía desde la plaza de Cibeles, completamente desbordada, y llegaba por el oeste hasta Gran Vía, por el este hasta la Puerta de Alcalá, por el norte hasta la Plaza de Colón y por el sur a lo largo del paseo del Prado. Tremendo. En un ambiente festivo y familiar, con carritos de niños, mascotas y grupos de amigos de todas las edades, la gente enarboló banderas azules de la Unión Europea y banderas nacionales y expresó cívicamente su preocupación por la vuelta de Puigdemont.

La convocatoria era de más de cien asociaciones civiles y leyeron manifiestos desde el escritor Andrés Trapiello, Conchita Martín, víctima del terrorismo. Cerró el acto, sin leer, con una magnífica alocución, el filósofo Fernando Savater, columnista de El País.

La inmensa marea estoy en las portadas de todos lo periódicos y expresa el drama de una nación europea partida por las decisiones de su presidente, que necesitaba los siete escaños separatistas para repetir en el cargo. Nuestro equipo estuvo en las calles con los manifestantes y se repetía el dolor de las personas que lamentan algo que nunca había pasado: que las familias y los grupos de amigos están partidos y ya no pueden hablar de política porque la división es muy grande.

Se trata de un clamor de quienes salieron a las calles en 2017 para protestar por el intento de golpe y defender la unidad del país y ahora no entienden el brusco viraje ni las concesiones y regalos al independentismo, que consagra una España de dos clases sociales. Después de la manifestación un grupo pequeño, de unas tres mil personas, se dirigió como siempre ala calle Ferraz, a protestar frente a la sede del PSOE, y otros 400 manifestantes continuó hasta el Palacio de la Moncloa y obligó a cortar la carretera A-6, que circunvala la residencia del presidente del Gobierno.

La inquietud es patente en la calle y se muestra también en otras manifestaciones. En Pamplona, unas 6000 personas se sumaron a la protesta madrileña, para defender la Constitución y la autonomía de Navarra frente al País Vasco. Y en Bilbao fue Bildu, el heredero de la banda terrorista ETA quien encabezó una protesta bajo el lema “Somos Nación” para abrir el llamado “debate territorial” que Pedro. Sánchez ha introducido en la agenda política. Encabezaba la manifestación Arnaldo Otegui, que ha reclamado la independencia y afirmó: “Cuando los fascistas llaman a la puerta, no hay otra prioridad que pararlos”. Lo que hace la imaginación enfermiza.

No sé si se refería a la mujer con un perrito Pomerania que entrevisté ayer o a Matilde, una señora del Barrio de los Ángeles que se sentó en una silla que le sacaron de una cafetería.

Empieza ahora un largo camino por dos razones. Primera, porque el Gobierno tiene apoyos frágiles y conflictivos. Puigdemont tiene que afrontar elecciones en Cataluña y los suyos ya lo ven como un traidor, porque ha vendido a muchos compañeros para garantizarse su amnistía y poder regresar a España.

Y, en segundo lugar, porque la amnistía va a tardar meses y meses y cada juzgado va a pelear los tipos que no encajen en el texto que se va a aprobar. La calle parece dispuesta a mantenerse firme en el apoyo a los jueces y el estado de derecho. Fernando Savater ha proclamado: “Este es el primer paso, hay que continuar” y ayer circulaban mensajes sobre la convocatoria de una cacerolada este próximo miércoles desde los balcones, a las nueve de la noche. Veremos qué pasa, porque los colectivos que protestan por la amnistía no cesan de multiplicarse. Jueces, abogados, instituciones, colegios profesionales se plantan frente al Gobierno.

El último, un grupo de “Escritores contra la amnistía”. Más de un centenar de autores, periodistas e intelectuales han firmado un manifiesto al que nos hemos sumado Ángel Expósito y servidora. Escritores como Juan Eslava Galán, Almudena de Arteaga, Gonzalo Giner, Isabel San Sebastián, Antonio Pérez Henares, Luz Gabás, el propio filósofo Savater, diplomáticos como Inocencia Arias, o pintores como Augusto Ferrer Dalmau denuncian “profunda preocupación” por el pacto entre el presidente y las fuerzas independentistas. “Todo acuerdo escribe, de la clase política que no haya sido mencionado en un programa de gobierno o expresado de forma pública antes de la urnas, no puede ser defendido después como democrático, cuando no ha tenido el refrendo del pueblo, único depositario de la soberanía.

La ley de amnistía no estaba en los programas y fue rechazada por el gobierno con promesas de que nunca se aceptaría.

Sorprendente resultó ayer que sólo Telemadrid cubriese la manifestación. Antena tres emitía documentales y tele cinco concursos. Sólo el canal 24 horas se permitió una ventana de imágenes trufadas con muchas entrevistas a Núñez Feijóo y Santiago Abascal, como si los partidos hubiesen convocado.

Las portadas de todos los periódicos llevan hoy foto de la magna manifestación en Madrid. El Mundo titula “La resistencia se multiplica ante la burla de la amnistía”. La Vanguardia y el País ocultan eso sí el número de asistentes. Ambos hablan de decenas de miles de personas. ABC y La Razón coinciden en el titular: “No es mi nombre”, que alude al lema de la convocatoria y llevan impresionantes imágenes.

La Razón, por cierto, cumple esta semana 25 años de vida y es un orgullo formar parte de esa redacción. El periódico en el que escribo mis dos columnas semanales es un ejemplo de que la información libre sigue constituyendo una columna central y una garantía del estado de derecho. El martes los reyes, don Felipe y doña Letizia, acudirán a la gala de celebración. Felicidades a Mauricio Hernández, presidente y a Francisco Marhuenda, director del diario.

Y hay dos puntos de actualidad hoy. El internacional, que está en Argentina y el nacional, que se centra en la formación del nuevo Gobierno de Pedro Sánchez.

En Argentina tiene lugar la segunda vuelta de las elecciones en unas circunstancias extremas. Han quedado como candidatos un peronista radical de izquierdas y un populista al estilo Bolsonaro. Massa y Milei. El peronista es el típico funcionario de partido, toda la vida en política, en distintas formaciones, apoyado por Cristina Kirchner y con fórmulas socializantes. Milei era consultor económico y saltó a la prensa dando voces como un loco, es partidario de liberalizar la economía. El país sufre una inflación galopante del 140 por 100, un déficit cada vez mayor, mucha deuda externa y niveles de pobreza en máximos. Las encuestas están bastante empatadas, con ligerísima ventaja para Massa.

Y para entender qué pasa en España, donde Sumar y Podemos nadan peleados por los ministros que quieren colocar en el Gobierno, vamos a saludar a Ricardo Rodríguez.

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