La 'Ruperta', Botilde, Don Cicuta y los supertacañones en 'Fin de Semana'
Los oyentes comparten sus anécdotas en el 'Un, dos, tres': el que suministraba los coches de premio, los participantes, las azafatas...
Madrid - Publicado el - Actualizado
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María Casado, presidenta de la Academia de Televisión y autora de 'Historias de la tele: Los secretos jamás contados de la pequeña pantalla' se ha marcado un reto, "enseñar a las generaciones más jóvenes que la televisión de ahora no sería la misma sin todo el trabajo, el talento, el nivel de exigencia que ha tenido Chicho. Fue uno de los pioneros y el que marcó una forma de hacer entretenimiento y ese legado va a durar muchos años".
Asegura la presidenta de la Academia de la Televisión que "hay que recordarle con una sonrisa. Hasta la semana pasada le decía a su hijo Alejandro, 'si hablas con Rosa María Mateo dile que cuando me ponga bien voy a la tele para sacarla adelante'".
María Casado ha sido una de las protagonistas que ha pasado por 'Fin de Semana' para recordar la figura de Chicho Ibáñez Serrador, fallecido este viernes a los 83 años y cuyo nombre está escrito con letras de oro en la historia de la televisión no solo de España sino de gran parte de Europa por programas como el archifamoso, "Un, dos, tres" o "Historias para no dormir", "Hablemos de sexo" o "La historia de la frivolidad" por la que fue premiado por el Vaticano, "lo que molestó mucho a los censores de televisión española y de donde nace en cierto modo el "Un, dos, tres", la figura de Don Cicuta que después deriva en las tacañonas y por último en las derrochonas" recuerda Miguel Herrero autor del libro 'UN, DOS, TRES, RESPONDA OTRA VEZ: LA HISTORIA DEL MEJOR PROGRAMA DE NUESTRAS VIDAS'.
Sin duda el "Un, dos, tres" ha marcado a varias generaciones de televidentes que se sentaban delante de la televisión los viernes por la noche para ver que se llevaban los concursantes. Eran finales de los 70 y la década de los 80. Su éxito, no se cimentó en que solo había dos canales de televisión sino en su formato "que era un musical, era un programa de humor, se hacían especiales para los niños en Navidad, que cada programa versaba sobre una temática..." subraya Miguel Herrero que descarta que el éxito radicase en la ausencia de competencia televisiva de más cadenas "porque había otros concursos y no triunfaron igual".
En aquellos años no todas las familias españolas podían comprarse un coche o tener un apartamento en la playa, de ahí la importancia de los premios que repartía el "Un, dos, tres", aunque si no elegías bien, te podías llevar a Ruperta (la calabaza) en su primera etapa o más tarde la Botilde. Concha fue una de las concursantes que consiguió llevarse uno de los coches junto a su cuñado. "Iba a ir mi hermana, pero se quedó embarazada y tuve que ir con mi cuñado. Era el año 84 y nos tocó un coche, pero nos podían haber tocado tres" recuerda en la antena de COPE.
El tío de Maite era el que llevaba los coches del concesionario a los estudios donde se grababan los programas, "trabajaba en la SEAT y cuando llevaba los coches le invitaban a estar en la grabación hasta que terminaba. Luego nos lo contaba y yo al día siguiente presumía en el colegio de si se habían llevado premio o no los concursantes de esa semana".
Y Patricia López Schlichting, hermana de Cristina, fue azafata durante varias temporadas del "Un, dos, tres", hasta que "Chicho me despidió. Me llevaba muy bien con él, nos intercambiábamos libros, pero me echó un día…Durante una espera en medio de una grabación empecé a bailar para hacer reir a las chicas a las que les entró la risa floja. Entonces se escuchó: 'Señorita Lopez está usted despedida y me fui a mi casa'".
Porque "Chicho tenía mucho genio y poder y le gustaba ejercerlo" recuerda Patricia que pese a las muchas horas que duraban las grabaciones de los programas tiene un recuerdo imborrable de aquella experiencia.