Marian Rojas: “La perfección no siempre es perfecta, puede llevarnos a somatizar y enfermar”
La psiquiatra y autora de 'Encuentra tu persona vitamina' comenta en Fin de Semana con Cristina el problema de que una meta se convierta en frustración
Publicado el - Actualizado
2 min lectura
¿Eres perfeccionista? ¿Nunca está suficientemente bien hecho algo? No te preocupes, es algo muy normal, que esa meta se convierta en frustración porque no está como tú deseas, y no es ajena a ello Marian Rojas, psiquiatra y autora de ‘Encuentra tu persona vitamina’, que lo analiza en Fin de Semana con Cristina: “A mucha gente se le ha educado así, en no poder fallar y llegar a todo, que no haya errores, en todo. La vida de hoy exige mucho, hay que estar en todas partes y llegar a todo y parece que hay que hacerlo todo de forma excelsa, pero la perfección no siempre es perfecta, buscar ser perfectos nos puede enfermar hasta el punto de somatizar”.
Marian detalla que “el perfeccionista vive en modo alerta, no descansa ni relaja la mente, siempre en modo amenaza porque necesita encontrar el punto el fallo en lo que hay alrededor. El perfeccionista es un gran segregador de cortisol y somatiza, problemas de sueño, ansiedad, piel, tiroides, cefaleas… el organismo no se permite un fallo y está siempre sufriendo”, y explica que esto se puede deber “a que vengas de una familia de perfeccionistas, que tus padres hayan sido exitosos o autoritarios, te has criado en ese ambiente y tu voz interior te está constantemente diciendo ‘no está del todo bien, podría estar mejor’, y tu cabeza en lugar de disfrutar está pensando en la micro arista que hace que no sea totalmente 10”.
Esto lleva a la psiquiatra a decir la dura realidad: “Nada es perfecto, existe el derecho al fracaso, a equivocarse para poder ser felices. Y el problema es que estamos en una sociedad que nos educa en que no podemos fallar y nos lleva a vivir en insatisfacción”.
La pregunta clave: ¿se puede relajar esto? “La idea es que sí”, asegura Marian, “pero tienes que tener la capacidad de darte cuenta de que eres así. Cuando esto es posible podemos empezar a cambiar: buscar la causa de ese perfeccionismo, puede ser por tus padres y la necesidad de sentirte querido; o que te humillaban de pequeño y no te hacían caso porque no eras el mejor, entonces buscas ese caso haciendo todo mejor para reparar esa herida. Otro es porque tengas baja autoestima y no te quieras lo suficiente, buscar paliar esa parte queriendo ser especialmente bueno. Para ello hay que luchar contra la voz interior, analizar cómo nos tratamos. Si no podemos entrar en un bucle negativo y ahí es cuando te des cuenta del ‘hasta aquí’”.
En conclusión, Rojas dice que “diez es la perfección, y si somos perfeccionistas hay que aspirar a 8,5-9 porque esa cifra es, para los no perfeccionistas, el 10. Lo perfecto es enemigo de lo bueno”, termina.