El párroco de La Paloma tras la explosión: "Me salvé porque el carpintero pidió que bajase contra mi voluntad"
El sacerdote Gabriel Benedicto concede su primera entrevista en radio a Fin de Semana, donde narra los momentos antes de la explosión de este miércoles en Madrid
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El párroco de la iglesia de La Paloma, junto a Puerta de Toledo en Madrid, explica en Fin de Semana de COPE cómo fueron los momentos previos a la explosión que este miércoles se ha llevado la vida de 4 personas. “Yo estaba en el coro donde quería hacer unos altillos, estaba allí con el carpintero y una persona de la congregación. Bajé porque el carpintero me dijo que los altillos estaban altos y que no era práctico”, narraba este sábado Gabriel Benedicto a Cristina López Schlichting.
Para el párroco, todavía conmocionado con lo sucedido, explica la ironía de que bajase a la planta cero por petición del carpintero: “El contraste de que yo había estado en la sexta planta minutos antes y contra mi voluntad bajé”.
Aun así, el párroco valora que no hubiera niños en el patio exterior del colegio contiguo. “Todo el mundo se preguntaba desde las ventanas qué ha pasado. Yo le doy gracias a Dios que los niños del colegio no estuvieran ahí, porque por la hora debían estar allí. ¿Y si se había caído la cruz en el patio?”
Una explosión que se ha llevado la vida tanto de un hombre de nacionalidad búlgara que pasaba por la calle, un albañil de 45 años que trabajaba en el edificio de enfrente, un feligrés al que se le pidió ayuda, un hombre joven de 4 hijos y un sacerdote de 36 años, el padre Rubén Pérez.
Recuerdo de David y Rubén
“Hoy hemos dormido un poco más, estoy aquí con la familia de David que me ha acogido”, explicaba el sacerdote Benedicto al comienzo de la entrevista en COPE. “Aceptando lo que ha sucedido, que no es fácil, este tiempo lo he dedicado al acompañamiento, y por eso no he aparecido en los medios”.
Y es que, a la hora de explicar lo que sucedió en la parroquia el pasado miércoles, el sacerdote no puede sino acordarse de la angustia que sufrió cuando se percató de que Rubén y David estaban en la quinta planta. “Yo no entendía nada, me veo la puerta que da al patio, rota, cuando vi la estructura del edificio y la quinta planta… Pensé en Rubén y David, porque cuando bajé estaban en la planta cero y me dijeron que olía a gas”.
“Vi anomalías en la caldera, la apagué y toqué los radiadores. Pensé: qué raro que instalaciones independientes estén funcionando mal simultáneamente”, explica el párroco a Cristina López Schlichting. No obstante, la suerte quiso que tanto la limpiadora como su hijo se salvasen milagrosamente: “En torno a ese momento la señora de la limpieza y su hijo salen a por agua, estaban en la parada del autobús y el niño dijo que olía a gas. Les pilló a cinco metros”.
El recuerdo de David
“Veo que los humos no iban para la zona de Matías, podía respirar. Aun así, llamó a su país y les dijo que avisaran a sus padres para decirles que estaba bien pero que no iba a poder salir de allí con vida”, narra el párroco en COPE. “Había tanto policía que abrí las puertas para que pudiesen ayudarnos. Les dije: aquí hay dos compañeros”.
“Esa sensación de por qué estaba David allí, siempre estaba muy unido con Rubén. Han vivido juntos una amistad y se han ido juntos. La sensación de que merece la pena recorrer el camino de la vida en el amor. Hemos disfrutado tanto durante la pandemia de estar juntos, que el sabor a la amistad nos hace afrontarlo como haber perdido a un hermano”.