El testimonio de Saturnino Pasero, 37 años en Benín: "Soy misionero y nunca he dejado de serlo"

El rostro de la campaña del DOMUND de este año ha contado en Fin de Semana COPE algunas anécdotas de su vida en Benín: "Vivíamos en una situación muy precaria"

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El testimonio de Saturnino Pasero, 37 años en Benín: "Soy misionero y nunca he dejado de serlo"

Redacción Religión

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Este domingo, 22 de octubre, se celebra en todo el mundo el DOMUND, el Domingo Mundial de las Misiones, y en Fin de Semana COPE hemos conocido la historia y el testimonio de Saturnino Pasero, rostro de la campaña de este año, que durante casi cuatro décadas ha estado de misión en Benín.

Cuando tenía 24 años, Saturnino visitó Benín por primera vez y poco sospechaba este madrileño que ese país en el oeste de África sería su hogar durante 37 años. Saturnino se ordenó sacerdote y tenía claro donde debía estar. Regresó a Madrid en 2020 y actualmente atiende la Iglesia de San Francisco de Paula en el barrio de Entrevías, pero tiene claro que si se presentase la oportunidad regresaría a África.

¿Cómo era ese país que conoció con 24 años?: “Lo recuerdo como uno de los países más pobres. Estaba en plena revolución marxista, ya que era uno de los países africanos que optó por el bloque soviético. Había muy poca colaboración internacional, los blancos que había por allí eran miembros de las embajadas y religiosos y misioneros”.

La gente en el país vivía en “una situación muy precaria: había muy pocas infraestructuras, las comunicaciones terrestres eran fatales, la educación era muy precaria, la salud casi inexistente. Cuando nosotros llegamos allí en 1983 el único coche que había en toda la zona era el nuestro y servía de ambulancia y para cualquier cosa”.

Saturnino tuvo que aprender, antes de todo, los idiomas oficiales en el país: “Primero el fon, luego el fonbé, el batonun y el bo. Son las lenguas de los lugares donde he sido enviado en el norte del Benín. He tenido buenos profesores y sobre todo muchas ganas de integrarme con la gente”.

Tras casi 40 años viviendo en el país, Saturnino no tiene “ninguna duda” de la eficacia del trabajo de los misioneros: “A todos los niveles: en el de la Iglesia, para que el mensaje del Evangelio se viva y arraigue allí y también como eslabones de unión entre la solidaridad de unos y otros, de aquí de España y Europa, para colaborar en el mejor desarrollo del país”.

¿Ha cambiado y prosperado el país después de 40 años?: “Sí, mucho. A nivel político en 1990, cuando ya se desbarató la Unión Soviética y cayó el muro de Berlín, fue el primer país y ejemplar para la renovación democrática. Fue un ejemplo y un verdadero don de Dios y resulta que además fue de la mano del representante de la Iglesia católica, monseñor de Souza, que fue el artífice de todo”.

Preguntado por las relaciones con las otras religiones, Saturnino recuerda que fueron siempre “de amistad, de convivencia y de compartir la vida”: “Yo siempre he estado en el norte del país, en la frontera con Nigeria, donde la mayoría es musulmana y siempre hemos tenido muy buenas relaciones de cooperación, de colaboración. Incluso me invitaban a las inauguraciones de mezquitas y ellos colaboraban en las celebraciones importantes que teníamos en la misión”.

Ciertamente, la irrupción de las facciones integristas ha cambiado este clima en África. ¿Qué ha pasado en Benín?: “Ha habido un movimiento que provoca inestabilidad en la misma comunidad islámica. Desde el 2019 han irrumpido otras facciones del islam, más integristas, y están creando una división en la comunidad musulmana y eso crea inestabilidad”.

Saturnino además recuerda una de las anécdotas más bonitas de su estancia en Benín: “Cuando celebramos el funeral de Juan Pablo II en la parroquia participaron más musulmanes que católicos. Estaban orgullosos de venir a rendir homenaje a aquel que había venido a ellos cuando tuvo el encuentro en la visita pastoral que hizo al Benín en el año 1993. Les estrechó la mano y les abrazó. Para ellos eso fue un gesto que no se podía pasar así”.

¿Cuántos misioneros hay en el país?: “En la diócesis donde estaba yo puede haber unos 40 misioneros, entre religiosas y misioneros de distintos institutos”. 67 años, echando la vista atrás, ¿volvería a ser misionero?: “Soy misionero. Nunca he dejado de serlo y donde se me necesite y donde pueda ser útil y necesario allí estoy dispuesto a ir. Si naciera otra vez volvería a hacer lo mismo. He tenido una familia muchísimo más grande que si hubiera tenido una reducida. No renegaría de nada de lo que hecho y de los pasos que he dado en mi vida personal y vocacional”.

Saturnino ha querido dejar también un mensaje para aquellos que están pensando en ser misioneros o misioneras: “Que sigan adelante y que siempre cuenten con el apoyo y el consejo de los que les rodean y acompañan. Y que no tengan miedo porque todas las dificultades que puedan venir tendrán la fuerza para sobrellevarlas. Que tengan el corazón ardiente como dice el lema de este año”.

España es un país muy generoso y es el segundo país que más contribuye al DOMUND después de Estados Unidos. Hay un aspecto que se entiende menos, el de la oración. Además, el Papa ha hecho una llamada para que el próximo viernes ayunemos y recemos por la paz en Tierra Santa.

También Saturnino ha querido explicar este gesto, tan sencillo y tan importante a la vez: “Es dedicar toda esta acción en comunión con la iglesia universal, con todos nuestros hermanos, para decir que también nosotros ponemos nuestro granito de arena y lo ponemos con algo fundamental que es la fuerza de la oración. Eso es válido para todos y es la gran fuerza de todas las religiones […] es algo que nos une a todos en esta misma acción. El hecho de que lo convoque el Papa es algo que sí es eficaz y que nos une a todos. Sabiendo además que también los de allí están rezando por nosotros y por los que más lo necesitan. No es una acción nuestra, única, es de todos”.

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