Un experto habla sobre la adicción a la comida: "Uno no va buscando la comida para ser un adicto"

Seguro que te ha pasado alguna vez que estabas en casa tan tranquilo y, aunque no tenías hambre, vas a la cocina y abres la nevera para comer cualquier alimento

Redacción Herrera en COPE

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Seguro que te ha pasado alguna vez que estabas en casa tan tranquilo y, aunque no tenías hambre, vas a la cocina y abres la nevera para comer cualquier alimento chatarra. Nos pasa de vez en cuando a todos, que buscamos una satisfacción rápida en la comida. El problema es que cuando la ingesta sin control de alimentos poco saludables es algo habitual, tenemos un problema.

Lo malo de hacer esto es que tiene consecuencias. El 45 por ciento de los hombres y el 30 por ciento de las mujeres tienen sobrepeso. Pero, si hablamos de obesidad (cuando el Índice de Masa Corporal supera los 30 puntos) no hay diferencias por sexos, y se estima que el 15 por ciento de la población (unos 7 millones de españoles) tiene ya esta enfermedad.

Una parte del problema es nuestro modo de vida, el sedentarismo, junto al consumo de productos elaborados, hace que nuestro metabolismo no queme todas las calorías que ingerimos y nuestro cuerpo las acumula en forma de grasa. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en los últimos 50 años la obesidad se ha triplicado en todos los países desarrollados. Además, la ansiedad, el estrés laboral no es que ayuden mucho tampoco. Pues cuando tenemos algo de esto, es muy probable que derive en algún trastorno de alimentación, como la bulimia o la anorexia. Un problema puede hacer que perdamos el control sobre la comida. De hecho, esto fue lo que le pasó a Concepción tras una larga enfermedad: "Tuve un problema de espalda que me hizo estar en cama mucho tiempo. Y eso supone un sedentarismo". Tenía 44 años cuando esta lesión de espalda hizo que cayera en una grave depresión y llegando a pesar 120 kilogramos.

Cuando hablamos de un caso de obesidad mórbida o severa, o hay enfermedades asociadas, como la diabetes o la hipertensión, lo más efectivo suele ser una cirugía bariátrica. Esto es una operación de estómago en la que, dependiendo del caso, se opta por poner un bypass o un balón gástrico. Es el principio de una nueva vida y el final de un largo camino.

El proceso puede durar meses, o incluso años, tener citas con endocrinos, nutricionistas, psiquiatras. Los médicos necesitan comprobar el grado de compromiso del paciente para que, después de una operación tan compleja, no recupere el peso perdido. Por ello, a Concepción le pidieron los médicos que, antes de pasar por el quirófano, bajara un 10 por ciento del peso que debía perder. "En 1 año he perdido 80 kilos", ha contado Concepción.

La Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad estima que unas 400.000 personas en España podrían beneficiarse de una operación bariátrica. El problema es que hay, en todas las Comunidades Autónomas, una lista de espera de hasta 4 años, en algunos casos. Y por lo privado, la intervención no baja de los 6.000 euros. Además, hay que tener en cuenta que el proceso de recuperación tras esta operación tan compleja puede durar meses. Meses a base de purés y batidos. Por no mencionar que habrá que mantener de por vida un control absoluto de la comida. Pero a veces, el problema no es físico, sino psicológico.

De hecho, para tratar la adicción a la comida, el Hospital 12 de Octubre de Madrid acaba de poner en marcha la primera terapia grupal para pacientes con obesidad. Son 10 las mujeres que se van a someter a una operación de cirugía bariátrica, y que participan desde junio en esta iniciativa que es pionera en la Sanidad Pública española.

El jefe de psiquiatría del Hospital 12 de Octubre, Gabriel Rubio, explica que cuando una persona desarrolla adicción a la comida "uno no va buscando la comida para ser un adicto. Busca la comida porque algunas comidas son muy reforzantes, porque suben los niveles de un neurotransmisor que se llama dopamina, que hace que volvamos a buscar ese refuerzo". "Lo que uno busca en la comida es aliviar ese estado emocional negativo. El problema es que algunas personas desarrollan una adicción", ha añadido.

La razón por la que siempre vamos a los carbohidratos y nunca a por la fruta, por ejemplo, es porque "cuando venimos al mundo, venimos con una serie de aprendizajes de fábrica". Esto significa que desde pequeños estamos enseñados a buscar el sabor dulce que nos resulta agradable y es reforzante. "Instintivamente, cuando a un recién nacido le ponen una tetina o un pecho, si la leche es amarga, lo rechaza y no se engancharían, no mamaría. Por eso la leche materna es ligeramente dulce", explica el doctor. Por lo que se puede decir que con el aprendizaje con el que venimos es que lo dulce es bueno. De hecho, cualquier persona que haya tenido algún otro tipo de adicción, como el tabaco, cuando dejan de con sumir ese producto al que están enganchados, se vuelven rápidamente adictos al dulce, al azúcar.