Gloria Lomana: “Es la hora de la verdad y de la ética, del periodismo de verdad”

Y su protagonista podría ser el mismo Frank Underwood, pero Gloria Lomana no ha querido que su protagonista, Marcelo Ruso, fuera tan malo. Se mueve en un punto intermedio y durante 25 años de historia de 'juego sucio'.

Ruso consigue llegar a los altares del poder a través del periodismo y el manejo de la información, ¿cuáles son los mecanismos que hacen que lo consiga? "No tener escrúpulos. Es un personaje cuya única y máxima ambición es amasar dinero y tener todo el poder, controlar todo el poder, no conformarse con el supuesto cuarto poder que es el periodismo. Es una persona sin escrúpulos que comienza desde la nada y que se tiene que mover buscando la información desde las cloacas del Estado, se rodea de policías, coloca alguna portada y con eso extorsiona. Comienza en la era analógica, utiliza confidenciales y cuando ya descubre las redes sociales como torrente para echar verdades mezcladas con porquería y manipulación que sirve para hacer la guerra psicológica contra quien se mete y siempre a favor de sus intereses".

En resumen es una novela sobre el buen uso de la información y la desinformación, algo que estamos viendo en exceso en los últimos años, en procesos tan importantes como las elecciones en EE.UU., el brexit o algo mucho más cercano, la situación de Cataluña, "es una guerra de información porque el personaje utiliza a los periodistas para desinformar, manipular a la sociedad, porque la información mal utilizada es perversa y daña a la sociedad" asevera Gloria Lomana.

¿Hay alguien que cuando llegue a la lectura de la página 150 pueda sentirse identificado y molesto contigo? "Quiero pensar que no, porque habría acertado más de la cuenta,  si el encargo era hacer este 'House of cards', me he inspirado en realidades vividas, pero es una inspiración si alguien se siente identificado es que ha hecho mucho mal y además, qué vanidad. Me he estado entreteniendo mucho, algunos días más de diez horas y dedicar tantas horas a un personaje real, no, no" y añade que "si alguien tiene la tentación de vanidad se lo tendríamos que perdonar, pero si se identifica en un personaje tan malo, tan perverso, tan dañino, sería inquietante por eso no creo que nadie se identifique entre otras cosas porque  este personaje se está saltando constantemente la ley, hace cosas no recomendables".

Cuando haces referencia a las prácticas que desde el periodismo sirven para expandir la mentira, actuar contra alguien y más ahora en ese vertedero de algunas redes sociales, ¿cómo puede el lector discernir qué es lo bueno y lo malo, hay claves para distinguir lo que es una información contrastada que no quiere adoctrinarnos? "Lo importante es que los periodistas reposemos antes de dar las informaciones, que contrastemos y que no nos subamos a la ola de las redes, el periodismo no es bueno o malo, es periodismo y si no es manipulación. Hay que comprar y consumir periodismo y no hacer tanto seguidismo de las redes sociales, al final la democracia digital que todos esperábamos con las redes no es tal, el ciudadano no es el que manda, es alguien interesado, movimientos interesados" y la autora lanza esta advertencia,  el periodismo también "es una amenaza si es para verter mentiras o crear una opinión pública desinformada".