Navarra celebra San Francisco Javier, el misionero amigo de Ignacio de Loyola que renunció a las armas para evangelizar en la India y Japón

Javier Rioyo desvela en 'Herrera en COPE' algunas curiosidades del Patrón de Navarra. El Castillo donde nació es lugar de peregrinación especialmente durante las 'Javieradas'

Redacción Religión

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Este martes, 3 de diciembre, es San Javier, patrón del pueblo de Navarra en memoria del misionero español que da nombre a una de las festividades más importantes de la comunidad foral, las 'Javieradas' a comienzos de marzo. 

Francisco de Jasso y Azpilicueta nació en Castillo de Javier en 1506 y falleció 46 años más tarde en la Isla de Sancián, en China. En 'Herrera en COPE' el colaborador Javier Rioyo ha repasado algunos rasgos de la vida, legado y personalidad del santo navarro, que fue canonizado en 1622 por el Papa Gregorio XV.

San Francisco Javier nació de una familia bien, de la alta nobleza, en el castillo que lleva su nombre. Fue bautizado como Francisco de Jasso y Azpilicueta, aunque nunca quiso ponerse el apellido del padre, como recalca Rioyo. Su padre fue presidente del Consejo Real de Navarra, siendo muy leal a su rey junto a sus hijos, que estuvieron en contra de la Corona de Castilla.

Javier era distinto, porque prefería la lectura y las letras a las armas. De ahí que tras la muerte de su padre decidiera marcharse a Francia, concretamente a Sorbona. Poco antes el arzobispo de Toledo e inquisidor de Castilla, el cardenal Cisneros, ordenó desmochar el Castillo de Javier, ya que era el lugar donde se reunían los independentistas navarros contrarios a a la Corona castellana, como ha precisado Rioyo con Carlos Herrera.

Así cambió Ignacio de Loyola la vida de San Francisco Javier 

En su etapa en París, donde Javier estudió filosofía y teología, conoció a Ignacio de Loyola, quien le reclutó para su proyecto de fundar una nueva orden: la de los Jesuitas. En la capital francesa Javier

hizo sus primeros votos para ordenarse sacerdote en Venecia en 1537. Dos años más tarde, participa en la fundación de la Compañía de Jesús en Roma.

      
             
      

Desde entonces se consagró a la actividad misionera: recorrió el mundo entero para llevar la palabra de Dios en todos los rincones del planeta. En 1541 fue enviado a la India por el Papa con la misión de evangelizar las tierras situadas al este del cabo de Buena Esperanza. En Goa, capital de la India portuguesa, desplegó una intensa actividad cuidando enfermos, visitando presos, predicando el cristianismo o convirtiendo nativos. Su apostolado se extendió por el sur de la India, Ceilán, Malaca, las Islas Molucas y Japón. Cuando se disponía a entrar en China para continuar su labor, murió de pulmonía a las puertas de Cantón.

En total, recorrió a lo largo de su vida unos 120.000 kilómetros. Su cuerpo está enterrado en la capilla del Buen Jesús de Goa, un espacio que es una copia a la capilla del mismo nombre de Roma, ha recordado Rioyo en 'Herrera en COPE'.

Con el paso de los años y los siglos, el Castillo de San Javier fue restaurado y cambiando de propietarios. Ya en el siglo XIX, la Duquesa de Villahermosa lo donó a la Compañía de Jesús, que recuperó el espacio y es un lugar de peregrinación especialmente en marzo con las 'Javieradas'.